Ilustración: Sr. García

Aprender y enseñar

La mirada ·

Ya no se trata solo de acompañar a la persona en el proceso previo a la vida laboral, sino durante su desempeño profesional

José Luis Larrea

Economista y Doctor en competitividad empresarial y territorial, innovación y sostenibilidad

Sábado, 17 de junio 2023, 23:39

Estamos ante un desafío de primer orden de la mano de una revolución ya en marcha. Se trata de la revolución del aprendizaje transformador en cooperación y a lo largo de la vida. Una revolución que, si sabemos descifrarla y protagonizarla, constituirá la mejor garantía ... para viajar dentro de la profunda transición entre paradigmas a la que estamos asistiendo; en donde el paradigma espacial se verá sustituido en gran medida por un paradigma relacional en el que las relaciones se imponen a las estructuras.

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El cambio de paradigma es especialmente importante en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Así, en el paradigma espacial alguien enseña y alguien distinto aprende, lo que implica un proceso de transferencia. De ahí que el que enseña está empoderado y el que aprende parece condenado a un protagonismo pasivo, de puro receptor de conocimiento. En el paradigma relacional el que enseña aprende y el que aprende enseña. Ambos están empoderados porque el proceso es de co-enseñanza y co-aprendizaje. El paradigma relacional descansa en un principio de apertura, de diversidad, de corresponsabilidad y de cooperación, del que se deduce que enseñar es fundamental para aprender y que aprender es fundamental para enseñar.

Al abrir el espacio clásico de la enseñanza y convertirlo en un espacio relacional de enseñanza-aprendizaje, los procesos de enseñanza se convierten en procesos compartidos. Esto supone un reto para los protagonistas, sobre todo para los hasta ahora empoderados en el proceso -los enseñantes-. Sin embargo, para el buen enseñante es una oportunidad para reinventarse y aprender. Hay muchos más enseñantes de los que pensamos que están recorriendo esta gran transición en su papel. Pero el desafío no es solo a la institución educativa, pues afecta al conjunto de los agentes económicos y sociales. Este desafío es inmenso y pasa por construir nuevos espacios conjuntos de generación de conocimiento transformador a través del aprendizaje permanente.

Esta mirada desde la cooperación debe impregnar los modelos de formación, proyectándose en la necesidad de cooperar en el diseño, en la implantación y en la evaluación por parte de todos los agentes involucrados en la experiencia del proceso de aprendizaje. Un proceso que nos lleva al aprendizaje dual, haciendo de la cooperación la base sobre la que construir un nuevo relato. No debemos olvidar que el desarrollo de la persona como agente de transformación al servicio del progreso económico y social solo es alcanzable a través de una estrecha cooperación con los agentes económicos y sociales, en un plano de necesaria alianza y complicidad que tiene como objetivo fundamental a las personas. A partir de esta consideración, la aspiración no puede ser otra que crear las condiciones para que ese espacio de cooperación entre los diferentes agentes sea posible.

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El paradigma espacial ha tenido una gran influencia en los procesos de formación, que solo se visualizaban en espacios especializados -centros educativos y universidades- separados de los espacios en los que se producía la vida económica y social, como es el caso del mundo de la empresa o de la Administración. Nos cuesta proyectar relaciones y espacios compartidos. Por otra parte, el desarrollo de la sociedad de la información ha puesto de manifiesto que no es necesario compartir espacio físico y tiempo para abordar los procesos educativos. Así, la formación 'online' supone todo un mundo de posibilidades que configuran un entorno tremendamente facilitador para los procesos de aprendizaje.

Se podría decir que la formación continua tiene como acompañantes naturales a la formación 'online' y a la formación dual. Sin embargo, ninguna de las tres cosas son características del sistema educativo actual. Tenemos aquí un reto fundamental, que surge de manera natural desde el momento en que asumimos la misión de contribuir al desarrollo integral de la persona a lo largo de la vida. Ya no se trata de acompañar a la persona en sus procesos de aprendizaje previos a la vida laboral, sino de hacerlo, también, a lo largo de su desempeño profesional, que le exigirá un aprendizaje constante. Además, los procesos de tránsito del mundo educativo o universitario al mercado de trabajo se verán muy facilitados.

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Y no solo eso. El acompañamiento a la persona en su desarrollo personal trasciende del aspecto puramente profesional, proyectándose también en las etapas de la vida que van más allá de las más activas del desempeño de una profesión en el mercado de trabajo.

La tarea a la que nos enfrentamos no va a resultar sencilla, por las dificultades para abordar un cambio verdaderamente revolucionario, pero resulta una labor inevitable si queremos progresar.

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