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Ilustración: Josemari Alemán Amundarain
Avanzamos hacia lo inevitable

Avanzamos hacia lo inevitable

El foco ·

El futuro va a estar marcado por la incertidumbre, pero también por la esperanza, porque existe la posibilidad de que las cosas puedan ir mejor si nos ponemos a ello

Jorge Arévalo Turrillas

Sábado, 30 de noviembre 2024

Tal vez sean de los que piensan que el mundo se dirige inevitablemente hacia un nuevo conflicto armado mundial, o que estamos destruyendo el planeta con nuestra falta de respeto hacia el medio ambiente. O quizá sean de los que creen que, debido a la Inteligencia Artificial y los robots, los seres humanos perderemos nuestros empleos. Si vemos lo que va sucediendo día tras día, algunas de estas preocupaciones tal vez tengan su razón de ser. Espero sinceramente que no sea así. Pero lo cierto es que nos encaminamos hacia algo inevitable que se llama futuro. El futuro es esa certeza inquietante que nos envuelve y nos invita a avanzar, a menudo de formas que no podemos prever del todo. Como decía Woody Allen, «la vida es ese lugar en el que vamos a pasar el resto de nuestra vida», una afirmación que nos recuerda que no solo vivimos en el presente, sino que somos arquitectos de nuestro futuro.

Este horizonte inevitable está moldeado, entre otros, por cuatro elementos fundamentales que han guiado la evolución de la Humanidad a lo largo de toda su historia: la movilidad, la salud, la curiosidad y la tecnología.

La movilidad ha sido fundamental desde los comienzos de nuestra existencia. Nos aventuramos hacia otros continentes, surcamos océanos y, hoy en día, exploramos el espacio. En el futuro, esta movilidad no solo será física, sino que también será virtual, y nos conectaremos a través de redes cada vez más sofisticadas. La expansión y la evolución del transporte sostenible, junto con los avances en infraestructuras digitales, nos permiten ya imaginar un mundo donde las distancias físicas serán insignificantes.

La evolución en el ámbito de la salud ha ido transformando profundamente la vida humana. Cada época ha sido testigo de innovaciones trascendentales, como la higiene, las vacunas, los antibióticos o todo el ámbito de la cirugía, entre otras muchas, que han elevado significativamente tanto la calidad como la esperanza de vida. Hoy en día, el enfoque en la salud preventiva, la telemedicina, la genética y la medicina personalizada está creando nuevas posibilidades para un bienestar integral y accesible a nivel global.

La tecnología es una herramienta al servicio de las personas y de una sociedad con visión abierta

La curiosidad es una de las características más definitorias del ser humano, un impulso innato que nos ha llevado a explorar lo desconocido y a formular preguntas que desafían nuestros propios límites. Ha sido el motor detrás de los grandes descubrimientos científicos, de los avances culturales y de las transformaciones sociales, empujándonos a buscar nuevas formas de comprender el mundo y lo que lo rodea.

La tecnología ha transformado también la vida de los seres humanos de manera continua a lo largo de su historia. Desde los primeros instrumentos de piedra y madera, hasta la Inteligencia Artificial y la robótica, la tecnología ha impulsado y sigue impulsando grandes avances en todos los aspectos de la vida.

Pero mientras nos enfocamos en las noticias diarias y nos preocupamos por lo que puede pasar desde la distancia de los hechos, el mundo avanza hacia escenarios nunca antes vistos por la Humanidad. Estamos viviendo una revolución tecnológica que transformará de manera radical muchos aspectos de nuestra vida.

En Japón, país al que hay que seguir siempre muy de cerca y en muchas cosas, se presentaron en enero de 2016 las ideas básicas sobre una futura sociedad 5.0 o sociedad inteligente. Es una visión pensada y diseñada con anticipación, que busca resolver problemas sociales mediante la integración avanzada de tecnologías digitales y físicas, reforzando la capacidad de resiliencia de la ciudadanía y creando un valor diferenciador positivo en la configuración de los valores como sociedad.

En una sociedad 5.0, la tecnología no es un fin en sí misma, sino una herramienta al servicio de las personas. El propósito de este planteamiento es mejorar la calidad de vida, impulsar el desarrollo económico y enfrentar los grandes retos sociales. La computación cuántica, la Inteligencia Artificial, las tecnologías digitales, las energías renovables, los sistemas inteligentes, las biociencias y la biotecnología son, entre otros, algunos de los pilares que pueden transformar el mundo. Y para conseguirlo se necesita una sociedad preparada que afronte el futuro con una visión abierta.

En mi opinión, el futuro no es algo que simplemente llega, es algo que debemos anticipar, preparar y, sobre todo, afrontar. No es un destino inevitable que aparece sin más, sino el resultado de lo que construimos desde el presente con nuestras decisiones, proyectos e ilusiones, o, por el contrario, con nuestra apatía, dejadez, problemas e inacción. Sabemos que el futuro va a estar marcado inevitablemente por la incertidumbre y la complejidad, pero también puede estar cargado de esperanza, porque siempre existe la posibilidad de que las cosas puedan ir mucho mejor, si nos ponemos a ello.

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