Joseba Asiron. EFE

Vieja y nueva política

¿Se imaginaba alguien que el PSOE pudiera apoyar a un candidato de Bildu para desplazar a uno de derechas? Es el fin de una época y el comienzo de otra

Jesús Eguiguren

Expresidente del PSE-EE

Sábado, 30 de diciembre 2023, 00:03

Ortega y Gasset pronunció una conferencia con este título, 'Vieja y nueva política', en 1914. Desde entonces se ha convertido en un tópico la expresión y se aplica abusivamente a cambios políticos de todo tipo, aunque sean intrascendentes. Pero hay ocasiones, pocas, en las que ... el recurso a la idea de Ortega cobra pleno sentido.

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Es el caso de España y Euskadi en este momento en que estamos a punto de iniciar el año 2024. Los cambios que van a producirse, que están produciéndose ya, sí se merecen el calificativo de vieja y nueva política. Casi sin darnos cuenta entre tanta polémica, hemos cruzado una raya invisible y los prejuicios, modos, maneras de hacer la política en la Transición han dado paso a una política distinta. Se puede decir, sin miedo a exagerar, que ha terminado una etapa que nos era familiar y se ha abierto otra llena de novedades e incógnitas. Hasta tal punto que uno tiene la sensación de que el pensamiento, la capacidad de asimilación, va por detrás de hechos que se suceden casi atropelladamente.

Que los detonantes de este cambio obedezcan a necesidades parlamentarias para lograr la mayoría no cambia el fondo de la cuestión, ni tampoco la valoración positiva o negativa que se tenga de la nueva etapa.

Solo pondré unos pocos ejemplos que demuestran la trascendencia de los cambios. A nadie se le oculta que el principal cambio es el acuerdo de gobierno, la amnistía, las mesas de negociación, etcétera. ¿Un acuerdo de gobierno más entre nacionalistas y el Ejecutivo? ¡Evidentemente no! Es un intento de buscar una salida negociada a los problemas territoriales, especialmente al catalán. Cánovas se habría referido a esta situación como el paso 'del problema permanente a la esperanza compartida'. Yo no me atrevería a tanto, pero está claro que el objetivo es ese.

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No me atrevería a tanto porque el conflicto, como lo vivimos ahora, puede desaparecer, pero no lo que se entiende como 'problema' o 'cuestión catalana'. Azaña y Ortega y Gasset abordaron al inicio de la República esta cuestión, en un debate parlamentario memorable donde Azaña defendía la capacidad de la República para solucionar la cuestión, mientras Ortega y Gasset dijo aquello de «conllevar». Me inclino más por la opinión del segundo.

Volviendo a Euskadi, ¿se imaginaba alguien que el PSOE pudiera apoyar a un candidato de Bildu para desplazar a uno de derechas, como ha ocurrido en Pamplona? Se podrá objetar que es un caso puntual, que se limita a Navarra... Pero hay que estar ciego para no darnos cuenta de que es el fin de una época y el comienzo de otra. Lo que dará de sí lo veremos en los próximos años.

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¿Es positiva o negativa la nueva etapa? Antes de responder a esta cuestión, habría que decir que en parte no es producto de una decisión política, sino de la inevitabilidad del cambio, porque los años pasan y las circunstancias cambian. Pero, volviendo a la pregunta ¿es positiva o negativa? Depende.

Depende del acierto y la responsabilidad política de los gobernantes y sus apoyos. En España existe la tendencia de echar la culpa de todo a las leyes o las circunstancias, olvidándonos de que la política la hacen los hombres y las mujeres que nos gobiernan. Por ejemplo, no olvidemos que la Transición española y su éxito no fueron obra de la casualidad sino de los políticos de la época.

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Ante algo parecido, salvando las distancias, nos encontramos ahora. Con la dificultad añadida de que no se puede esperar la colaboración del PP, encerrado en su búnker y afectado de un inmovilismo difícil de entender. Pero la nueva política va a ser positiva, fundamentalmente porque de su éxito depende el éxito de los partidos que se han embarcado en la apuesta. Además, disponemos afortunadamente de un presidente que se parece mucho a Suárez por su valentía, osadía y el no dejarse condicionar por los inmovilistas, con la diferencia de que está preparado para gobernar y tiene detrás un partido sólido y unido.

Creo que podemos iniciar el nuevo año con ilusión y confianza en el futuro.

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