
Energía nuclear, sostenible y necesaria para la descarbonización
No depende de crisis geopolíticas y favorece la independencia en el suministro
Inés Gallego
Ingeniera industrial
Viernes, 21 de marzo 2025, 00:01
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Inés Gallego
Ingeniera industrial
Viernes, 21 de marzo 2025, 00:01
Llevamos muchos años debatiendo si energía nuclear sí o energía nuclear no. Algunos llevamos muchos años defendiendo la idoneidad de las centrales atómicas. Parecía un ... debate estéril, pero estamos observando cambios de opinión en algunos ideólogos que alzaban sus voces en contra y cambios de estrategias en países que no apostaban por ella. ¿Qué está pasando?
El cambio climático nos golpea con fuerza y esto hace que los debates más o menos teóricos tengan que convertirse en políticas y compromisos serios para detener las emisiones globales. La transición energética es una realidad en la que todos los países están embarcados.
¿Cuál es la solución? La energía nuclear es una fuente de generación segura, fiable, constante y sin emisiones de CO₂ que en los últimos años ha generado el 20% de la electricidad consumida en España, complementando y respaldando a las renovables, que son por naturaleza intermitentes y dependientes de factores atmosféricos. Así se conformó un mix energético sólido, estable y respetuoso con el medio ambiente.
La mayor parte de los países europeos han apostado ya por la operación a largo plazo de sus reactores nucleares. En julio de 2022, la UE incluyó esta energía en la taxonomía verde, reconociéndola como sostenible y necesaria para la descarbonización. El informe Draghi (2024) respalda la necesidad de mantener las plantas que están funcionando. Suecia y Bélgica han revertido sus planes de cierre. En EE UU, donde funcionan 94 reactores, 81 han recibido autorización para operar hasta los 60 años y ocho hasta los ochenta. Más de una veintena de países han acordado triplicar la capacidad actual de la energía nuclear para lograr la meta de cero emisiones en 2050. No se trata de decidir entre energías renovables o nuclear. La idoneidad de las renovables está fuera de duda. Se trata de buscar soluciones a la realidad de que solo con ellas no se puede ni responder a toda la demanda energética ni mantener una red eléctrica robusta y con precios competitivos.
En España, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) publicado en 2020 y actualizado el año pasado fija los objetivos climáticos y las medidas para cumplir los compromisos de reducir un 32% las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030. En este plan figura el calendario de cierre de las siete centrales nucleares de manera escalonada entre 2027 y 2035. El Pniec prevé que el cierre de las nucleares se compense en gran parte con el aumento de fuentes renovables y apuesta por el almacenamiento energético para compensar la intermitencia de las renovables y dar estabilidad a la red.
Sin embargo, los datos reales nos dicen que estamos muy lejos de poder cumplir estos ambiciosos objetivos. Las renovables no avanzan al ritmo esperado y las infraestructuras de almacenamiento están muy retrasadas, porque o no son rentables o aún no están lo suficientemente desarrolladas.
Así, la única alternativa si cerramos las nucleares sería quemar gas natural en centrales de ciclo combinado, lo que conlleva un aumento de emisiones y volatilidad de precios. Si el objetivo final es la descarbonización, optar por ciclos combinados y no prolongar la vida útil de las nucleares parece, como poco, una insensatez.
La energía nuclear, además, es una fuente de generación con costes estables y predecibles, ya que no depende de combustibles fósiles. Tampoco de la situación geopolítica, tan complicada en la actualidad, y, por ello, favorece la independencia energética.
En conclusión, y a la vista de este panorama, se oyen muchas voces en España que piden que se replantee el calendario de cierre fijado en 2019 y se prolongue la vida de las nucleares hasta que haya una alternativa real y viable.
Las ventajas de esta energía son claras:
- Ambientales: no emite gases de efecto invernadero.
- Técnicas: garantiza la seguridad del suministro eléctrico, mantiene la estabilidad de la red y favorece la independencia energética y la competitividad de la industria.
- Económicas: genera electricidad a un precio competitivo, evita la volatilidad de los precios de los combustibles fósiles y mejora nuestra balanza de pagos.
Por ello, debemos instar a empresas implicadas y autoridades a reconsiderar su postura, analizar la situación en el contexto actual, establecer un diálogo y priorizar un modelo energético seguro, sostenible y competitivo. Para apostar por este modelo contamos con las centrales nucleares.
Inés Gallego es socia fundadora de Women In Nuclear, red de mujeres profesionales en el sector nuclear de España, y responsable de sostenibilidad en la ONG Energía sin Fronteras
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