![Húndete o nada](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202209/07/media/cortadas/arana07-kGBI-U1701172938304AEI-1248x770@El%20Correo.jpg)
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El borrador de currículo de Educación Primaria del Gobierno vasco (el curso ya empieza pero seguimos con un borrador) fija, entre otras cuestiones, que todo el alumnado, independientemente del modelo lingüístico que curse, trabaje en euskara también los textos y contenidos, tanto orales como escritos, ... propios del ámbito matemático. Ello arroja la duda de si, a partir de su aprobación formal, solo será posible estudiar Matemáticas en lengua vasca. ¿Establecer una sola lengua vehicular incrementará la capacidad de cálculo, razonamiento y resolución de problemas? ¿Mejorará esa estrategia su nivel matemático que ha bajado 16 puntos de 2011 a 2019? Sabemos que no.
Aquí y allá, la investigación ha demostrado reiteradamente que cuando el nivel socioeconómico y cultural del alumno no es alto y no existe concordancia entre el idioma familiar y la lengua que vehicula el aprendizaje matemático, este se suele resentir. ¿Cuál es la solución para aumentar la competencia matemática de esos estudiantes en riesgo? Al parecer, Educación plantea solamente una: que adquieran mayor nivel de euskara, de lo contrario…
La política sirve para resolver problemas, no para eludirlos y menos, crearlos. Echando cuentas, en Euskadi no hay ningún vascohablante que no pueda educarse en su lengua, pero sí existe un buen número de escolares sin grandes recursos que estudian en un idioma que no es el de su entorno cercano. Y aunque es consciente de las consecuencias educativas de trabajar de espaldas a la realidad, el principal partido del Ejecutivo vasco potencia (de acuerdo con el primer partido de la oposición) esta estrategia de una única lengua de comunicación y trabajo en todos los centros.
No es una búsqueda de rédito electoral. Ambas fuerzas son conscientes de que reman contra la opinión mayoritaria de la sociedad vasca. Según datos del Deustobarómetro, sólo el 16% de las personas encuestadas apoya ese modelo de una única lengua de instrucción, mientras que el 43% pide que también pueda estudiarse en la lengua familiar, sea una u otra de nuestras lenguas oficiales. Se trata pues, más que de un reclamo electoralista, de una ofuscación identitaria que creen que no pasa factura electoral.
Es cierto que el pacto que nos ha permitido hasta ahora desarrollar el bilingüismo no se basa solo en la preservación de la lengua vasca, sino también en su mayor conocimiento y extensión. Por eso cabe preguntarse: ¿La exclusión del castellano como lengua de trabajo, supuestamente 'exigida' por la situación sociolingüística, incrementará el conocimiento del euskara? Tampoco es probable. La generalización de la inmersión lingüística en euskara no conduce a mejores resultados, por mucho que se oculte. La última evaluación realizada en condiciones de normalidad sanitaria mostraba que el alumnado de ESO con una competencia comunicativa incompleta en euskara superaba el 50%, y solo el 15% alcanzaba el nivel avanzado.
Ello no significa que el euskara esté en situación agónica. Al contrario. Hoy su vitalidad es mayor que nunca, muestra continuamente su capacidad y ha asegurado su transmisión generacional, algo que no ocurría hace cien años. Por eso resulta curioso que se justifiquen tales decisiones en una presunta competencia insostenible frente al castellano, o en su versión más radical, también frente al inglés. Porque aunque en cierta medida sea verdad que las lenguas compiten, nadie puede considerar cabalmente que la capacidad lingüística se incrementa liquidando dicha competencia. ¿Avanza cualquier deportista quedándose al margen de la competición? ¿Evitando rivales en la cancha? ¿Es más competente A si no juega B? Esa vía no aumenta el nivel. La lengua vasca necesita protección, apoyo y fomento, pero no aislamiento.
¿Y qué decir de los estudiantes silenciados, a quienes solo con la boca pequeña se coloca en el centro de la política educativa? ¿Se piensa en todos o sólo en algunos? Durante mucho tiempo, en buena parte de Estados Unidos (la educación no es materia federal) se seguía una doctrina resumida en una dicotomía muy simple: húndete o nada ('sink or swim'). Varias sentencias consideraron que esa práctica contravenía la igualdad de oportunidades que sí establece la Constitución federal, y propiciaron cambios en una dirección inclusiva.
Todo apunta a que también aquí puede comenzar un penoso proceso de judicialización si esto acaba en un modelo único, algo que no es prudente, constructivo ni responsable. El Gobierno vasco acepta formalmente un tratamiento integrado de las lenguas, pero para hablar y escribir únicamente en una. Ignora la legislación vigente, desdeña las evaluaciones objetivas y sacrifica nuestra cohesión social. Una práctica instructiva que tiene al euskara como exclusiva lengua vehicular ofrece más oportunidades reales de éxito (19 puntos de diferencia como media en Matemáticas) a quienes la tienen como lengua familiar o disponen de otros apoyos. Podrá parecer muy sutil, pero no es ni justo ni eficaz y, probablemente, tampoco legal.
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