!['Gernikako Arbola', 1853-2023](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/11/26/opi-mendibil-kImE-U210832589824rCH-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Hay efemérides que invitan a celebrarlas. Es el caso de 'Gernikako Arbola', canción reconocida como himno que cumple hoy 170 años. Iparragirre recorrió Europa con su guitarra y supo que desde los tiempos de Rousseau se tuvo al roble vasco como expresión de sabiduría de ... un pueblo que sabía gobernarse a sí mismo en acuerdo fraternal. «El árbol de los hombres libres», describían Rousseau y Wordsworth.
Iparragirre participó en la 'primavera de los pueblos' de la Revolución de 1848 en Francia, donde se veía plantar árboles de libertad. «La revolución se hace con los cantos y con los árboles». Y por qué no usar un canto a un árbol emblemático de nuestro pueblo, se preguntó; y así se gestó 'Gernikako Arbola' como himno de las libertades vascas y de la fraternidad de los pueblos.
El Gobierno le echó de Francia cuando cantaba 'La Marsellesa' y de vuelta de su largo exilio europeo llegó inspirado por lo acontecido en Francia. «Los pueblos son para nosotros hermanos y los tiranos, enemigos», afirmaba. Hubo un tiempo en el que 'Gernikako Arbola' fue también prohibido en España a riesgo de sufrir destierro, como así fue. Se dice que en medio de las convulsiones se crean las mejores obras, y así creó y entonó su 'Gernikako Arbola', primero en Bilbao y más tarde en Madrid, donde se expandió como nuevo renacimiento.
Iparragirre era sabedor de la larga historia y profundo simbolismo que precedía a su tiempo. Autores del Renacimiento como Tirso de Molina (1579-1648) remarcaban: «El Árbol de Gernika ha conservado la antigüedad que ilustra a sus señores, sin que tiranos lo hayan deshojado ni haga sombra a confesos ni a traidores». Y nombres ilustres más contemporáneos ya lo remarcaban:
Unamuno, 1888: «¡Por el mundo, señores, por el mundo quería que se extendiera el fruto del árbol de libertad».
1893, Benito Pérez Galdós: «Si queréis que en un vascongado se despierte una especie de frenesí patriótico, haced que oiga el famoso zortzico».
1894, Antonio Machado: «Aquí rompen la enseña nacional al son del 'Gernicako Arbola'».
1894, Sabino Arana y Goiri: «Pamplona. Entonamos repetidas veces el inmortal himno del insigne Iparraguirre, el glorioso 'Gernikako Arbola'.
Tomás Meabe (1879-1915), fundador de las Juventudes Socialistas; «El 'Gernikako Arbola', 'La Internacional' son nuestros: son dos eslabones de una cadena».
1918, Indalecio Prieto: «Bastará que recordéis cuál era el canto que simbolizaba el espíritu de las provincias vascongadas, el 'Gernikako Arbola'».
1980, Dolores Ibárruri, 'Pasionaria': «Es el canto de los vascos. La canción nacional de los vascos».
1980, Jean Louis Davant. «De este canto patriótico, creado por un poeta en honor del árbol de las libertades vascas, el pueblo de las siete provincias ha hecho espontáneamente el himno nacional de los vascos».
1983, Carlos Garaikoetxea: «Me avine a lo que decía el partido, entre otras razones porque de esta manera el 'Gernikako Arbola' quedaba libre como himno de todos los vascos».
Y aun en estos tiempos donde se aúpa lo inminente y se relega la historia y su significado, aquí lo tenemos, 170 años después, renaciente, viendo pasar el tiempo y acogiendo pasado, presente y alimentando el futuro con sueños eternos de libertad.
Todos conocemos la primera estrofa, la que lo convierte en singular himno, pero hay una que obsequió su amigo Arrieta Mascarúa al bardo de Urretxu de camino hacia el destierro, donde remarca la historia: «Árbol, tu vista despierta/ ¡cuántos recuerdos de gloria!/ tu nombre abarca una historia,/ un mundo encierra en ti». Y así es, «un mundo encierra en sí»: Su sentir democrático, su proclama de justicia, su amor a la tierra, su símbolo de libertad, su idea de unidad y sentimiento fraternal, su historia y actualidad, su recuperación de valores, su emotividad, su solemnidad, su fuerza y permanencia, su raíz al viento y expresión de apertura al mundo.
No sé qué mas puede tener una canción que ya fue himno para seguir siéndolo. Un himno ha de expresar y remarcar quiénes somos y lo que somos. Por un lado, una historia larga y significativa, llena de simbolismo, que tiene un alcance sociológico muy amplio y que debería ser señal de que es aceptada y elogiada por personas de diferentes ideologías. Por otro, al igual que el idioma, los símbolos del pueblo necesitan diversidad y no pertenecer a un partido ni a otro, sino al pueblo. Con la mirada más larga, debe contener en sus entrañas la expresión de la historia hacia el futuro. Interiormente, lo que consideramos el himno de Euskal Herria también se considera un himno legal en la diáspora. Hay miles de adeptos en modo transversal en favor de 'Gernikako Arbola' y hay dónde y cuándo cantar juntos.
En un día de unión entre iguales y diferentes para reivindicarlo como himno vasco, quedamos invitados en este significativo 170 aniversario en Urretxu, lugar de nacimiento del bardo universal que expandió nuestro fruto por el mundo.
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