El Euromillones del viernes: comprobar resultados del 31 de enero

Que el Mal existe lo sabemos ustedes, yo y el de la moto, lo sabemos porque por desgracia todos los días, sin faltar nunca a la cita, nos saluda con su cara fea y, también, porque dentro de cada uno de nosotros, siempre en lo ... más profundo de las entrañas, el sitio que más le gusta, tiene su lujosa gruta con la puerta abierta de par en par, en la cuadra, que está justo al lado, piafan los caballos de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis.

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El Mal es listo, taimado y poderoso, maneja con destreza el arte de la seducción, es un artista de raza que nos conoce a fondo y sabe engatusarnos, como engatusa un pederasta a los niños regalándoles ricos caramelos envenenados. El Mal es un magnífico 'cosplayer', es una pura farsa puesta en pie, siempre reina en majestad, sabe disfrazarse de mentirosas razones razonables, pone el dedo en la llaga que más nos duele o en el pozo oscuro de lo que más ansiamos y nos azuza, con la misma urgencia que el hambre y las ganas de orinar que decía Camilo José Cela en 'La colmena', empuñando sentimientos que afectan a esa parte de nuestro ego más vapuleada.

El Mal lanza sus dardos venenosos derechos al corazón, ofusca nuestra mente, le pega una patada a Descartes y nos aleja de la Razón, distorsiona prioridades y nos convence para que actuemos engordando su reino creyendo ingenuamente que engordamos el nuestro, a cambio nos promete como recompensa el elixir de la felicidad, pero ese premio termina siendo muy amargo.

Dirán que soy una ilusa, pero yo tengo fe en que entre todos, un día, podremos desterrarlo

Los discursos del Mal son elocuentes y sin fisuras, nos calienta la cabeza poco a poco y, cuando caemos en la trampa, acabamos empujados a los abismos donde habitan la venganza, el odio, el miedo, el dolor y la muerte.

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El Mal es como la covid, se expande exponencialmente y en muy poco tiempo, cada vez que le hacemos caso, aunque sea un poquito, sus efectos se multiplican, igual que la piedrecita que el niño lanza al estanque genera ondas circulares que avanzan armónicas siempre más allá. Ya saben, el 'efecto mariposa' de la Teoría del Caos de Edward Lorenz, el aleteo de un insecto en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York y nuestra pequeña mala acción genera un efecto rebote y propaga el Mal hasta la Conchinchina.

Me peleo con mi marido, eso hace que machaque a cualquier inocente que se me ponga delante, el inocente machacado hace lo mismo con otro y ese otro con otro, así hasta el infinito, mientras, el Mal se ríe y se vuelve más poderoso.

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Las generaciones que nos han precedido lo sabían muy bien, por eso las gárgolas y quimeras (las que no echan agua por la boca) de la arquitectura gótica representan a toda una panda de seres del Mal, por supuesto incluido el mismísimo Satanás, Lucifer, Belial, Samael, Devil, recuerden al diablo pensativo de Notre-Dame, y están colocadas muy altas, cerca del cielo, para que Dios nos proteja de las criaturas malvadas.

En junio conocimos una noticia que nos dejó a todos consternados. Tomás Gimeno mató a sus dos hijas, Olivia y Anna, con el único objetivo de hacer daño a su madre. No es la primera vez que esto sucede, Cristina Rivas mató en mayo a su hija Yaiza de cuatro años, Tomás Breton mató también a sus hijos, Ruth y José, en octubre de 2011, ahí tenemos a Chronos, el Saturno romano, devorando a sus hijos porque le han vaticinado que uno de ellos le arrebatará el trono.

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Cuesta creer que esto pueda ocurrir, pero ocurre. Se dice que el mayor triunfo del diablo es habernos convencido de que no existe y creo que es verdad, a veces el Mal se apodera del hombre y no hay exorcismo que lo venza. Sin embargo también creo firmemente en que entre todos un día podremos desterrar el Mal del mundo, porque, si echamos la vista atrás, vemos que paso a paso, es verdad que lentamente, avanzamos en el camino del Bien, nuestra sociedad a pesar de los pesares es ahora mucho más justa y buena que la de siglos anteriores, y es que el Bien también hace su trabajo aunque tiene menos armas para engatusarnos.

Yo tengo fe, dirán ustedes que soy una ilusa, pero tengo fe.

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