![Euskera e ideología](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202202/16/media/cortadas/chacon16-klb-U160980717095apE-1248x770@El%20Correo.jpeg)
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Que haya muchos puestos en la Administración pública vasca cubiertos por aspirantes interinos, como en el caso de la del Ayuntamiento de Llodio, a los que la exigencia del euskera (en este caso, un perfil 3, solo superado por los traductores e intérpretes) se les ... permite satisfacerla mientras desempeñan el puesto, está indicando a las claras que el euskera no es algo esencial para el cumplimiento de su tarea, sino un añadido ideológico, en consonancia con una imagen deseada o ideal de la sociedad a la que se aspira. Y cuando una jueza ha venido a privilegiar la tarea en sí misma sobre todo lo demás es cuando los defensores del euskera han cargado contra ella por su -peregrino para unos, real como la vida misma para otros- argumento sobre la dificultad del euskera.
Y mientras unos se manifestaban en el mismo Llodio contra ese argumento del Poder Judicial, Izaskun Bilbao, la europarlamentaria del PNV, preguntaba a la Comisión Europea si es de recibo la explicación de la jueza. Pero ante semejantes cortinas de humo ideológico, ¿hace falta explicar una vez más cómo se accede a la Administración pública vasca?
La Administración vasca tiene básicamente cuatro tipos de empleados en sentido genérico, o sea, que cobran de lo público. Están por una parte los políticos, que entran por mandato popular cada vez que hay elecciones. Pero su entrada está completamente mediatizada por los partidos que los encuadran. Y, que sepamos, ningún partido político pide para ser militante un examen de euskera. Empecemos por ahí. Otra cosa es que luego faciliten el aprendizaje del euskera con cursos subvencionados y demás. Y, aun así, como es sabido, muchos no consiguen el nivel. Esos políticos llegan al poder y nadie, en toda su trayectoria, les habrá exigido un título oficial de euskera. ¿Por qué el control de los dos grandes partidos nacionalistas sobre la inmensa mayoría de ayuntamientos vascos, sus tres capitales, las tres diputaciones con sus Juntas Generales y el Gobierno vasco no va acompañado por su parte de un uso y dominio generalizado de la lengua que tanto dicen defender?
Luego están los asesores, que son el personal eventual nombrado por los políticos. Y no estamos hablando de empleados del montón. Los asesores, aunque sean eventuales y la duración de su cargo dependa del político que los nombra, cobran tanto como estos y luego en realidad tampoco se tienen que preocupar por el periodo de vigencia de su cargo, porque si cumplen más o menos bien su cometido pasarán de una Administración u organismo a otro, y así sucesivamente, porque el carné del partido es su salvoconducto. Y no creo que haya que dar nombres para ilustrar esta realidad de todos conocida.
Solo en el actual Gobierno vasco hay doce asesores que cobran como viceconsejeros (superando el sueldo del presidente del Gobierno de España) y 52 que cobran como directores generales. Y este modelo se reproduce a escala en ayuntamientos, diputaciones y Juntas Generales, y no digamos en la pléyade de organismos públicos dependientes. Y todos estos puestos son de libre designación y, por tanto, como en el caso de los políticos, tampoco nadie les pedirá título oficial de euskera.
Hay un tercer grupo en la Administración pública vasca, mucho mayor que los anteriores, formado por los que tienen que sacar el correspondiente perfil de euskera para poder acceder. Aquí no cuenta la ideología, solo los codos. Y aunque nadie nos podrá pedir cuentas por el puesto que ocupemos, porque hemos seguido el 'cursus honorum' prescrito y nos lo hemos ganado a pulso, una vez dentro la ideología dominante (siempre la misma) también discriminará quién sube y quién no, con lo cual los codos y el mérito pasarán a un segundo lugar.
Y luego hay una cuarta categoría de personal en la Administración pública vasca, a la que pertenece la funcionaria de Llodio, integrada por quienes deciden entrar de manera interina, con la esperanza de consolidarse en el tiempo. Y aquí la ideología es más decisiva todavía porque facilita prolongar la interinidad. Pero si esta vía no prospera y llega la prueba de euskera para consolidar el puesto y la fallas, entonces aparecerá con todo su rigor la lógica de la euskaldunización, que establece que podrás entrar como político o asesor, aunque no tengas título de euskera, o podrás prolongar tu contrato de interino si sabes qué palos (ideológicos) tocar, pero, si no, tendrás que sacarte sin remedio tu título oficial de euskera.
Y si una jueza te defiende ya nos encargaremos de indisponer a todo el mundo contra ella para que no se inmiscuya en un sistema que tanto beneficia al euskera. Aunque, la verdad sea dicha, al euskera no sé si le beneficiará, pero a la ideología que dice defenderlo, a esa sí que le va estupendamente bien.
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