Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
El resultado de las elecciones de Andalucía es insólito. Que el Partido Popular haya superado la mayoría absoluta es sorprendente, pero que lo haya hecho cuando Vox ha sacado catorce escaños hace el mapa irreconocible. Entre ambas formaciones han conseguido 72 de los 109 diputados ... de la Junta de Andalucía, la comunidad autónoma de más tradición de izquierdas de toda España.
No ha sido algo repentino. Se está diciendo que estas elecciones marcan un cambio del ciclo político, pero cuando se dice esto se olvida que, en Castilla y León, el centro derecha obtuvo 45 de los 81 diputados y que, en Galicia, el PP consiguió, por sí solo, 42 de los 75 escaños, que, en Madrid, Ayuso superó por sí sola a toda la izquierda.
Más aún, no se ha tenido en suficiente consideración que la suma de los resultados de PSOE y Podemos en las últimas elecciones generales era tan justa que, como ya ocurrió en la moción de censura, hubieron de recurrir al apoyo de formaciones que los socialistas habían evitado en toda la historia reciente, como son Esquerra Republicana o Bildu, e incluso Podemos, de la que Pedro Sánchez había abominado durante la campaña electoral. En definitiva, que la izquierda hubo de sumarse en bloque, como nunca había ocurrido antes, para llegar a formar Gobierno.
Pedro Sánchez rebañó los votos de todos los partidos de izquierda para alcanzar el Ejecutivo. Es posible que los compromisos adquiridos con la compleja coalición que lo sostiene hayan influido también en las decisiones de los electores, que, como advertía el propio Sánchez, han perdido el sueño al vivir algo semejante.
La sociedad española es, hoy, demográficamente más madura de lo que lo era en los años 80. Todo aquel 'baby boom' que votaba en masa a Felipe González tiene ahora entre cincuenta y setenta años y las cosas no se ven del mismo modo. La experiencia de cuarenta años de gobiernos y elecciones da para extraer conclusiones que discrepan de los modelos idealizados que plantea la izquierda.
Los proyectos racionalistas formulados por la izquierda han devenido en sucesivos fracasos, más contradictorios y débiles cuanto más radicales han sido. La experiencia de Podemos es ejemplar en su decadencia, pues han sido sus propios dirigentes los que han desmentido punto por punto sus propias consignas. Han necesitado muy poco tiempo para mostrar la insostenibilidad y la debilidad de su proyecto, causando una profunda decepción entre sus votantes. En Andalucía, las dos marcas podemitas han sumado la mitad de la representación que ha logrado Vox por sí solo; el PSOE, casi la mitad que el PP.
La extrapolación de los datos al conjunto de España requiere de muchas matizaciones, pero sí que hay elementos que parecen estar produciéndose. Cuando hay un candidato que trasmite seguridad aglutina el voto mayoritario del centro derecha, que se había dispersado durante la crisis que vivieron los partidos mayoritarios. Las elecciones andaluzas fueron los comicios en los que despegó Vox hace tres años y medio y parece que estas elecciones han sido las del inicio de su declive.
Entre las autonómicas de 2018 y 2022 hubo unas generales en las que Vox alcanzó los 870.000 votos, pisando los talones al PP, que tan solo logró 7.000 apoyos más. En estas autonómicas, el PP ha superado a Vox por más de un millón de votos. Es natural que la gente de Santi Abascal se haya sentido decepcionada por el resultado.
Y en este orden de cosas, apenas si Cataluña y el País Vasco aparecen como las excepciones al resto del país. Ambas gobernadas por formaciones de izquierdas profundamente comprometidas con el Gobierno de Sánchez, al que le dieron origen y continuidad. Ambas comparten una fuerte tensión identitaria y las dos atraviesan un periodo de declive por la pérdida de posición en áreas en las que eran líderes.
Cataluña, gobernada por Esquerra Republicana y con el soporte de una formación antisistema como la CUP y la desdibujada hijuela de CiU. Euskadi, dirigida por una coalición entre PNV y el Partido Socialista, y también apoyada y en sintonía con Podemos y con Bildu, cuatro formaciones que apoyaron los Presupuestos de Sánchez y que suman 17 de los 18 escaños que Euskadi escoge para el Congreso.
Ambas comunidades son las que dan soporte y aliento al Gobierno de Sánchez y se muestran como el granero imprescindible de votos si fuera posible una reedición del Gobierno de izquierdas. En definitiva, que Cataluña y Euskadi se erigen en las referencias de la izquierda en España en sustitución de otras comunidades con una tradición histórica mucho más volcada con el socialismo. Un fenómeno tan insólito como el vuelco ideológico experimentado en Andalucía en estas elecciones y que parece extenderse por toda España, excepto a Euskadi y Cataluña, que sustituyen a los feudos tradicionales del socialismo como pilar de la izquierda española.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.