La Sociedad 'El Sitio' renueva cada 17 de enero su compromiso con la figura de Gregorio Balparda. Aquel día de 1874 nació en Bilbao quien llegó a ser uno de los alcaldes de esta villa, presidente de nuestra Sociedad, así como incansable jurista e historiador. ... Erudición, consistencia y empeño caracterizaron su obra y actitud. Representó un liberalismo renovado, atento a las circunstancias sociales. Balparda estudió Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de Deusto, entre 1889 y 1893, obteniendo la licenciatura en Derecho, este último año, en la Universidad Central de Madrid y en 1897 el doctorado.
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Tras su estancia madrileña, regresó a Bizkaia, donde constituyó con representantes de municipios encartados una asociación política llamada Unión Vascongada, con un perfil regionalista, que abandonó al cabo de pocos años, para ser en adelante un decidido liberal hasta el fin de su vida. Su ubicación en el mapa político es difícil, no porque no podamos categorizarlo, sino porque sus relaciones políticas fueron arduas; conoció las alianzas y la vida en solitario, asunto bien complicado que solo se explica por su obrar en conciencia.
Su vida municipal bilbaína discurrió entre 1903 y 1909, siendo concejal y alcalde. En esta última condición, no consiguió que fructificara su deseo de apoyarse en republicanos y socialistas para tener un suelo político compartido, lo cual no significó que fuese recibido con alegría en los círculos de las derechas de su tiempo. Como presidente de 'El Sitio', desde fines de 1908, intentó unir a las corrientes liberales, para, de nuevo, buscar los acuerdos con republicanos y socialistas. La empresa no surtió efecto.
En 1909, Balparda dio forma a un partido liberal democrático y de profundos anhelos sociales. Aun cuando no prosperó, por las desavenencias de las familias liberales en Bilbao, Balparda se integró en 1910 en el Partido Liberal vizcaíno que presidió Federico Echevarría. En este debe decirse que sí tuvieron influencia las ideas que Balparda quiso otorgar a su partido, por lo que don Gregorio encontró una buena entrada en la formación de Echevarría. En 1918 actuó como miembro fundador del partido de Santiago Alba, Izquierda Liberal. Desde esta fecha y hasta 1923, su vida política adquirió una dimensión nacional, presentándose a Cortes por Balmaseda. Su derrota en 1918 frente al nacionalista Ramón de la Sota, a pesar de haber contado con el apoyo de mauristas, conservadores, republicanos y socialistas, llevó a que Balparda apoyase la Liga de Acción Monárquica, partido fundado en 1919.
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Así, volvió a presentarse por Balmaseda en junio de ese año, contando su candidatura con el respaldo de la agrupación socialista de esta localidad. Consiguió ser diputado. También lo logró en las elecciones de diciembre, en este caso frente al socialista Pérez Solís. En mayo de 1923 repitió como candidato de la Liga a diputado por Balmaseda, renovando su acta en el Congreso.
Lo que interrumpió claramente la vida política de Gregorio Balparda fue el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera en septiembre de 1923. Varios de sus compañeros de la Liga sí se adhirieron al proyecto de Primo y otros fueron más silenciosos, pero Balparda lo rechazó sin ambigüedades. Ante el régimen primorriverista hubo personajes políticos diversos, que lo aplaudieron, se aprovecharon y criticaron, según los casos y los tiempos.
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Balparda, alejado de la política activa, se dedicó el resto de su vida a las inquietudes históricas y jurídicas. Ahí están sus conferencias y obras. Desde 1929 presidió la Academia de Derecho y Ciencias Sociales de Bilbao, que él mismo, en 1901, había contribuido a fundar.
En este 2024, habiendo dejado atrás el centenario del golpe de Primo y el bicentenario del Trienio Liberal (1820-1823), que no parece haber sido causa de celebraciones oficiales en España, la Junta de la Sociedad 'El Sitio' ha decidido que el Premio Gregorio Balparda sea concedido al magistrado don Juan Luis Ibarra Robles. Sus méritos son evidentes y sobresalientes, gozando de gran relevancia que fuera presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco en 2010, por nombramiento del Consejo General del Poder Judicial, y revalidado unánimemente en el cargo cinco años después.
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Junto a ello, es reseñable su ejercicio docente en el ámbito universitario. A lo largo de su carrera, Juan Luis Ibarra ha sido un claro defensor de la independencia del Poder Judicial y de las libertades ciudadanas. Se trata de un hombre valiente que no duda en hacer valer la separación de poderes inherente a nuestro Estado social, democrático y de Derecho. En definitiva, se trata de un jurista referencial, que conjuga a la perfección los ideales y hondura intelectual que le acreditan para recibir este reconocimiento. ¡Enhorabuena!
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