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Avanza la campaña presidencial en Francia y nada sucede como lo previsto. Un escrutinio que partía como decrépito por una 'consabida' segunda vuelta entre Macron y Marine Le Pen abre el suspense de los extremos. Eric Zemmour no solo confirma su candidatura, sino que presenta ... su partido, ¡Reconquista!, persistiendo en superar cualquier dique entre extrema derecha y derecha republicana. Esta, a su vez, da la campanada con la designación de Valérie Pécresse -mujer, liberal, europeísta- como representante del partido Los Republicanos para la convocatoria de abril de 2022. De todos los adversarios posibles, la presidenta de la región Île-de-France es quien trastorna ya la reelección de Emmanuel Macron.
Hace unos meses nadie daba un real por Los Republicanos, enfrentados a carencias de liderazgo, dirección ideológica y efectivos. Gracias a unas muy buenas primarias, el partido de Chirac, Sarkozy y Juppé ha recobrado afiliados, notoriedad y ha permitido la irrupción de dos impensables finalistas: Eric Ciotti y Valérie Pécresse. Regresa la derecha gala. Y regresa la orientación de François Fillon para satisfacción de cuantos vivieron como un robo las presidenciales de 2017 al hilo del 'affaire Pénélope': empleos ficticios de la esposa del entonces candidato condujeron a su descalificación.
Los Republicanos vuelven liberando la derecha identitaria acogida en su formación. El resultado sorpresa de Eric Ciotti es la mejor demostración. Ganador de la primera vuelta de la primaria, el diputado de los Alpes-Marítimos ha recogido el 40% de los sufragios en la segunda oportunidad. Hoy, figura principal de Los Republicanos, Zemmour encuentra en Ciotti el aliado pertinente para fusionar sus respectivos electorados. Deseoso de proseguir la campaña en un tándem con la elegida, se le ha hecho saber que no estamos en Estados Unidos y que la derecha republicana ahora tiene una jefa: Valérie Pécresse.
En «el tiempo de la unidad», Pécresse recorre el Hexágono para cuidar las otras sensibilidades republicanas. Los votantes moderados de contrincantes vencidos -Xavier Bertrand, Michel Barnier y Philippe Juvin- reconocen cuánto puede morder en el electorado del jefe del Estado la antigua juppeísta. En un partido tradicionalmente machista, Pécresse aporta la excelencia. Políglota, su predilección es la economía; su nombre se identifica con la atracción de mercado que suscita actualmente la zona Île-de-France. Ocupada en atrapar talentos europeos e internacionales, la antigua ministra del Presupuesto de Nicolas Sarkozy propone reducir la deuda, retrasar la edad de jubilación, limar puestos de funcionarios para evitar «quemar la caja» como hace el irresponsable presidente actual. Poco amiga de subvenciones, reconoce que las desviaciones entre salarios brutos y salarios netos no pueden continuar con estas magnitudes.
Conocida por los macronistas como «aguijón reformador», quiere recuperar a los electores de derecha fugados a La République en Marche. Su capacidad, más que probada en su región donde ha reclutado a los electos centristas del MoDem y de Agir -socios de Macron a nivel nacional-, responde a su propia definición como «una mujer que cumple, una mujer que tiene valor, una mujer que hace». Este valor de decir y voluntad de hacer quedaron probados en 2007 con la autonomía de las universidades en tres meses de gestión como ministra de la Enseñanza Superior.
Abiertamente convertida al fillonismo, Valérie Pécresse busca expulsar de Francia «el progresismo» que encarna Macron. Como exdiputada de Yvelines no dudó en oponerse al matrimonio homosexual participando activamente en 'La Manif pour tous'. Su tono se vuelve marcial en los asuntos de seguridad, control de la inmigración y lucha contra el islamismo radical. Excluye de su programa la creación de «un Guantánamo a la francesa» y la negación del derecho de suelo, medidas de su compañero Ciotti.
La candidata no tiene fácil la recomposición de la derecha francesa para alcanzar la segunda vuelta en 2022. Debe encontrar las fórmulas para recuperar a los republicanos succionados por Macron, mantener la Unión de Demócratas e Independientes (UDI), a los centristas de Hervé Morin y evitar las fugas de los radicales tentados por Zemmour o Le Pen. Ciotti ha prometido fidelidad al partido.
Reiterando las gracias a su mentor, Nicolas Sarkozy, Pécresse apunta más que maneras. «¿Por qué no habría de ser la primera presidenta de la República francesa?», repite en los medios. La partida continúa.
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