La derecha sempiterna
BEGOÑA MURUAGA
Lunes, 18 de enero 2021, 01:34
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BEGOÑA MURUAGA
Lunes, 18 de enero 2021, 01:34
Tras numerosos intentos fallidos, el Congreso de los Diputados ha aprobado la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia, uno de los temas que más debate ha generado en la sociedad española durante los últimos años. Y, como siempre que se aprueban en este país ... leyes que amplían derechos y libertades de la ciudadanía, la derecha ha votado en contra. La historia se repite.
Ocurrió el año 1978 con la despenalización de los anticonceptivos, que el movimiento feminista reivindicaba desde mediados de los 70 bajo el lema 'Sexualidad no es maternidad'. Ese fue un tema central tanto en las Jornadas Catalanas de la Dona (1976) como en las Jornadas de la Mujer de Euskadi (1977). A pesar de ello, el debate parlamentario se planteó totalmente ajeno al movimiento feminista. Los partidos de izquierda estaban a favor de la despenalización, y la derecha, en contra. Quienes estaban en contra se hacían eco de los postulados de la Iglesia, que prohíbe cualquier método anticonceptivo y solo contempla la abstinencia como método para regular la descendencia, pero también hubo quien argumentó que iba a haber un desplome generalizado de la natalidad. También hubo quien opinó que los efectos secundarios de la píldora podían ser perjudiciales para la salud de las mujeres.
Quienes estaban a favor apostaban por la planificación familiar y defendían la libertad de las mujeres para decidir sobre su maternidad. En aquella ocasión, fue el centro-derecha el que inclinó la balanza hacia la despenalización.
De manera similar actuó la derecha en lo relativo al divorcio. La izquierda y el movimiento feminista llevaban años reivindicando una ley de divorcio que nos equiparara a los países de nuestro entorno. También en el centro-derecha se oían voces que lo reclamaban. El debate fue intenso en el Congreso, pero también dentro del movimiento feminista. Como consecuencia de ello, varias asociaciones feministas elaboraron un proyecto de ley que recogía un divorcio sin culpables. Se les propuso a los distintos partidos de izquierda del arco parlamentario que lo asumieran como propio, pero no lo aceptaron. De aquel debate surgió la ley de 1981, que modificaba la regulación del matrimonio y determinaba las causas de nulidad, separación y divorcio; una ley conservadora, en la que había que alegar causas para divorciarse. A pesar de ello, la derecha votó en contra. Cuando el año 2005 una modificación de la ley anterior recogía un divorcio sin culpables, la derecha volvió por sus fueros. Todavía hoy tanto la derecha como la Iglesia llaman a esa ley la del 'divorcio exprés'.
Los anticonceptivos y el aborto han ido muy unidos en la lucha feminista. Muestra de ello es uno de los lemas más coreados en aquella época: 'Anticonceptivos para no abortar; aborto para no morir'. Así las cosas, tras la despenalización de los anticonceptivos quedaba pendiente la legalización del aborto, pero ese hecho tardó en llegar, ya que la ley que se aprobó en 1985 solo contemplaba la despenalización en tres supuestos: violación, malformación del feto o peligro para la salud física o mental de la madre. El aborto seguía siendo ilegal, y eran los jueces y los médicos quienes decidían cómo se aplicaba la ley.
Como cabía esperar, la derecha votó en contra. Veinticinco años después, cuando se aprobó la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que legalizaba el aborto en las 14 primeras semanas, la derecha no solo votó en contra, sino que recurrió la ley ante el Tribunal Constitucional.
El año 2005 se reguló en España el matrimonio entre personas del mismo sexo, una de las propuestas estrella del programa del PSOE. Pues bien, también en aquella ocasión el Partido Popular se manifestó en contra, utilizando los mismos argumentos que la Iglesia; es decir, que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer. Además, la recurrió ante el Tribunal Constitucional.
Todos los cambios legislativos que he mencionado, y que están contribuyendo a mejorar la vida de la ciudadanía, se han producido a pesar de la derecha; una derecha liberal en lo económico, pero profundamente conservadora en cuanto a los derechos sociales, y a la que hay que recordarle constantemente que los derechos no obligan a nadie. Eso sí, quienes han votado en contra de esas leyes se han aprovechado de ellas cuando les ha convenido: han accedido a los anticonceptivos, se han divorciado o se han casado con personas del mismo sexo. También han podido, si así lo deseaban, recurrir al aborto. Estoy segura de que muchos de ellos se acogerán a esta ley para morir dignamente.
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