Dice Andoni Ortuzar que la nueva ley de Educación es tan hija de EH Bildu como del PNV. Y la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero. De hecho, esta norma reproduce la propuesta educativa de EH Bildu 'Hacia un sistema público soberano' ... de septiembre de 2021. En ella se establecía un modelo «transicional» (hasta alcanzar ese «sistema público soberano») donde se «supera la dicotomía público/privada» unificando todos los centros educativos al margen de su titularidad. A este modelo EH Bildu lo denomina «Hezigune»; en el proyecto de ley que se aprobará el día 21 se llama «servicio público vasco de Educación».
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La idea de equiparar todos los colegios y regirlos bajo una misma lógica, sean públicos o privados, facilitó el entendimiento entre el PNV y EH Bildu. El acuerdo entre ambos (antes de que el PNV negociara con el PSE) respondía a un mismo interés: rescatar a los centros privados-concertados ante el inevitable cierre de aulas por el descenso de la natalidad. El PNV quería 'salvar' a las 'kristau eskolak'; EH Bildu, a las ikastolas. La gran damnificada sería la escuela pública vasca.
EH Bildu justificaba la equiparación de redes, la disolución del carácter público de la educación, con esta premisa: «El carácter de servicio público no lo define la naturaleza jurídica del centro, sino los compromisos que este adopta para con la comunidad». El problema de esta afirmación, además de sus nefastas implicaciones por comprometer un derecho fundamental al delegarlo en manos privadas, es que obvia de manera flagrante la situación real del sistema educativo vasco. ¿Qué «compromiso con la comunidad» pueden adoptar esos centros que discriminan por renta y origen a la hora de matricular?
Y es que Euskadi está en el pódium vergonzoso de la segregación escolar. Es la comunidad que más segrega al alumnado por razón de origen y la segunda que más segrega por renta. Este problema tiene múltiples causas, pero una razón principal: un sistema de concertación universal que nos hace líderes de Europa en privatización educativa. Un sistema que impone barreras en el acceso a muchos centros concertados para el alumnado vulnerable. La nueva ley, con su servicio público vasco de Educación, lejos de atajar este problema, viene a normalizarlo y a consolidarlo.
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EH Bildu ha sido absolutamente leal al PNV durante todo el proceso y llamativamente crítico con Elkarrekin Podemos-IU cada vez que hemos denunciado los incumplimientos del acuerdo de abril. Por eso, cabe preguntarse por qué EH Bildu, más allá de la alusión al aspecto lingüístico, ha anunciado ahora su voto negativo a la ley. ¿Por qué, si esta acoge su principal interés, que es la creación de ese artefacto que va a consolidar la privatización generalizada (llámese «Hezigune» o servicio público vasco de Educación)?
Pues bien, dos hipótesis que explicarían este viraje de última hora:
-Por un lado, la 'oportunidad'. En pocos meses hay elecciones y a nadie se le escapa que un acuerdo de tal envergadura en un tema tan delicado, y con toda la escuela pública en contra, es un factor negativo a la hora de afrontar una campaña. Preocupa el flanco abierto a la crítica de un amplio sector de la población que no entiende cómo un partido de izquierdas bendice la privatización educativa junto con la derecha vasca; también su credibilidad como partido opositor y de alternativa de gobierno al PNV.
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-Por otro lado, la 'cuestión nacional'. Los modelos lingüísticos han pesado mucho más que la contradicción público/privada (es decir, el eje izquierda/derecha) a la hora de tomar esta decisión. Es cierto que la inclusión de los modelos en la ley (aunque sea en el preámbulo y no tenga carácter dispositivo) constituye otro incumplimiento del acuerdo educativo por ser incompatible con el modelo común plurilingüe. Pero no es menos cierto que la virtualidad de esa enmienda en la práctica es mucho menos significativa (el quid es la ley del Euskera) que darle naturaleza legal a que la mitad de nuestra educación sea privada, con sus graves consecuencias para la cohesión social.
El PSE también ha maniobrado, con tres principales objetivos. 1. Desviar el foco de lo realmente importante en esta ley. 2. Obligar al PNV a elegir socio preferente (blindando su alianza con el PNV para futuros gobiernos). Y 3. Potenciar su identidad política exagerando su enemistad con EH Bildu. Todo esto, a costa de traicionar a la escuela pública y a la propia ley Buesa que lleva su ADN.
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Sea como fuere, lo que es seguro es que el día 21 se aprobará la peor ley de Educación que podría tener Euskadi. La víctima que ha salido peor parada en todo este despropósito de ley no ha sido la credibilidad de EH Bildu, tampoco el talante moderado del PSE, ni siquiera la carrera política del consejero Bildarratz en su camino a la Lehendakaritza; sino la escuela pública vasca: el campo de entrenamiento para una sociedad mejor.
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