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África es diversa y compleja, geográfica y también social y culturalmente. La existencia de conflictos en el continente tiene una larga historia y causas antiguas, como las étnicas o la rivalidad entre quienes cultivan tierras y quienes se dedican al pastoreo. Lo que es preocupante ... es el despertar de conflictos por causas nuevas y en caldos de cultivo que los alimentan y los enquistan. La competición por recursos energéticos, minerales preciosos y tierras raras, la variación en el uso de grandes extensiones de terreno vendidos a actores no estatales, su impacto negativo en el equilibrio hídrico de regiones geopolíticas enteras, la competición por acaparar tráficos ilícitos lucrativos y el terrorismo yihadista son parte de una lista que cada vez se va ampliando más.
Así se manifiesta en el Sahel, término que en árabe significa costa o ribera en alusión al mar de arena que, en términos simbólicos, es el inmenso desierto del Sáhara, y que incluye la franja de territorio que cruza África transversalmente partiendo de Eritrea y Etiopía en el este y terminando en Mauritania por el oeste. Como región geopolítica, ha sido desde antiguo lugar de paso, de comercio y también donde se han podido y se siguen pudiendo inventariar todo tipo de tráficos ilícitos que, sumados a la irrupción del terrorismo yihadista, ha convertido la región en un epicentro constante de crisis y de conflictos. Así ha sucedido en Mauritania, Malí y Níger, estados que ocupan casi los últimos lugares en el índice de desarrollo humano y que tienen dificultades para hacer frente con eficacia a los riesgos y amenazas que les afectan y en las que el activismo del terrorismo yihadista de Al Qaeda del Magreb Islámico ocupa un lugar preeminente después de la intervención de la OTAN en Libia en 2011.
El golpe de Estado acaecido en este último el pasado 26 de julio, continuación de los de Mali (agosto de 2020 y mayo de 2021), Guinea Conakry (septiembre de 2021) y Burkina Faso (enero y septiembre de 2022), ha sobresaltado al mundo occidental por el componente de rechazo a la presencia de tropas francesas y estadounidenses en el mismo y por la fuerte denuncia del escarnio y la rapiña realizada con sus recursos naturales. Los nuevos líderes de estos países (Assimi Goita en Mali, Faustin Touadera en República Centroafricana, Ibrahim Traore en Burkina Faso...) están enfadados por la apropiación de sus recursos naturales (incluidos el oro, el petróleo y el uranio) por parte de empresas occidentales, su desfachatez respecto al pago de los mismos y el asentamiento permanente de fuerzas militares para proteger este saqueo.
No es coincidencia que esta crisis y la solidaridad africana contra las intervenciones militares de Occidente en África sucedan después de la cumbre africana de San Petersburgo de finales de julio, en la que participaron 49 de los 54 países del continente y en la que Rusia se hizo querer perdonándoles gran parte de la deuda que tienen contraída con Moscú, a la par que anunciaba el envío gratuito en barcos de millones de toneladas de cereales.
Es una obviedad que Níger se suma a los países africanos que se revuelven contra la UE y EE UU y se acercan a la Rusia de Putin. Se ha conformado un corredor de juntas militares desde Guinea hasta Sudán en la frágil región del Sahel que cuestionan la influencia occidental y, en no pocas ocasiones, colonialista en sus respectivos países. De ahí la beligerancia, tanto en Níger como en el resto de la región, de una opinión pública fuertemente antifrancesa y antioccidental, que se ha expresado en violentas consignas, en banderas rusas y en un intento de asalto a la embajada francesa.
La junta militar, autodenominada Consejo Nacional de Salvaguardia de la Patria, ha formado un Gobierno transitorio integrado por 21 ministros, seis de ellos militares, y liderado por el economista y exministro Mahamane Lamine Zeine. La compleja situación de Níger antes y después del 27 de julio genera más dudas que certezas y el hecho de que se esté produciendo en el patio trasero de Francia puede degenerar en una guerra regional si la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Cedeao), Francia o Estados Unidos intervienen militarmente en el país. Es difícil pronosticar el desarrollo de los acontecimientos.
Los posibles escenarios incluyen contragolpes e intentos de Occidente de llegar a un acuerdo con el ejército de Níger con el objetivo de que se abstengan de hacer cualquier cosa que vaya en contra de los intereses económicos occidentales o la poco probable intervención armada de los miembros de la Cedeao, de Francia o EEUU que sería vista como una nueva colonización y que podría iniciar un conflicto en África Occidental similar, salvando las distancias, del de Ucrania. Todos los escenarios están abiertos y las perspectivas no son buenas en ninguno de ellos.
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