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SR. García
La Cúpula de Genbaku

La Cúpula de Genbaku

La mirada ·

Un recordatorio en Hiroshima de que las guerras son dolor, espanto

Domingo, 7 de agosto 2022, 00:05

Aquel 6 de agosto de 1945, la mañana era calurosa y húmeda en Hiroshima. El cielo estaba azul, limpio y precioso, condiciones meteorológicas perfectas para afinar el tiro. La mayoría de los japoneses habían desayunado el desayuno típico en época de guerra: mijo y semillas ... de avena. De pronto, el mundo se rompió. Fue a las 8 horas, 15 minutos y 17 segundos, los relojes quedaron varados ahí, las sombras fantasmas de las agujas fundidas por el fuego indicaron la hora para siempre. Y entonces cayó del cielo una bola de color amarillo pálido, casi blanco. Después se oyó un ruido ensordecedor, un trueno gigantesco como nunca se había oído. La bomba atómica había explotado a 600 metros del suelo. Un ciclón, que se prolongó durante seis horas, alcanzó los 1.200 kilómetros por hora y elevó la temperatura a 150.000.000 de grados centígrados, el ciclón arrastraba la carroza más majestuosa y nunca vista de la Muerte. Murieron 140.000 personas y los heridos fueron incontables. George Caron, artillero de cola del avión, fue el que sacó la fotografía que conocemos. Tres días después, el 9 de agosto, a las 12 horas y 1 minuto, otra bomba más grande cayó sobre Nagasaki; sin embargo, debido a que el terreno es más accidentado, el número de víctimas fue menor: murieron 40.000 personas y otras 40.000 resultaron heridas.

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