![Cuidado con las curvas](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202106/05/media/cortadas/arana05-kAOF-U140600264310v2B-1248x770@El%20Correo.jpg)
![Cuidado con las curvas](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202106/05/media/cortadas/arana05-kAOF-U140600264310v2B-1248x770@El%20Correo.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Los últimos datos de natalidad muestran una caída continuada que devuelve al País Vasco a niveles de posguerra, ocasionando, entre otras cosas, una pérdida de alumnado en la Educación Infantil y en la Enseñanza Obligatoria cercana al 15% de aquí a 2030. Desde hace más ... tiempo, en concreto desde hace siete años, distintas evaluaciones externas muestran un declive de nuestros resultados escolares, especialmente en competencia matemática, científica y lingüística, común a los tres territorios vascos y a centros de ambas redes, pública y privada concertada.
El cruce de ambas curvas, la que muestra una reducción drástica de la natalidad y la que indica unos rendimientos escolares decrecientes, traza un panorama inquietante, especialmente por la planitud asombrosa de las respuestas iniciales a estas cuestiones.
Ante las primeras alarmas en cuanto a los resultados académicos, la postura de las máximas instancias de nuestra comunidad fue negar siquiera el inconveniente, para después cantar solo la excelencia de nuestros logros. El discurso desconcertante de que todo va bien ya no es soportable a estas alturas. Ahora se dibuja otra línea llana, aunque más reconfortante. La estrategia España 2050 presentada por el presidente Pedro Sánchez compromete el mantenimiento de la inversión educativa pese a la caída de matrícula. Plantea que un sostenimiento levemente alcista del gasto total haga crecer el gasto por alumno (debido a su menor número), facilitando introducir mejoras sustanciales en el sistema.
Esa proyección alentadora necesita superar varias dificultades para poder plasmarse. La primera está vinculada al actual problema de segregación escolar; esto es, a la segmentación de estudiantes en distintos centros educativos en función de determinadas características personales o condición social. Somos uno de los países europeos que más desigualmente distribuye a su alumnado, muy por encima de Francia, Italia, Portugal o Alemania. Lo hacemos así porque entendemos la libertad de creación de centro educativo en clave de liberalismo económico y, a diferencia de otros, hacemos bandera de la capacidad de elección como sinónimo de calidad, cuando no lo es. Ahí está el ejemplo de Finlandia, donde la inmensa mayoría de familias escolarizan a sus hijos e hijas en los centros públicos más cercanos, en la confianza de que reciben (y los datos lo avalan) una buena formación.
Por el contrario, en nuestro caso, prima la duda de que cualquier establecimiento educativo pueda cubrir nuestras expectativas, lo que favorece una elección por eliminación. Para muchas familias no se trata tanto de escoger un buen centro (por otra parte, difícil de conocer sus parámetros) como de descartar aquellos que albergan, o pueden albergar, minorías socialmente desfavorecidas, que asocian a conflictividad o lentitud en el aprendizaje.
El descenso de matrícula supondrá (por las diferentes tasas de natalidad) que algunos centros acojan estudiantes de origen extranjero en mayor proporción aún. Si las normas de desarrollo de la recientemente aprobada Lomloe (la gestión educativa está en manos de las autonomías) no comparten esa visión igualitaria alineada con organismos como la OCDE o la Unesco, y no apuntan a la integración y a la inclusión, los problemas de segregación y exclusión aumentarán; sin apoyo específico todo será más difícil para muchos centros; y el riesgo de fracaso crecerá entre el alumnado vulnerable, extranjero y autóctono.
La segunda dificultad para abordar correctamente esas curvas tiene que ver con la crisis de resultados. La enseñanza básicamente en euskara (modelo D) ya es hegemónica en nuestra red pública y mayoritaria en la concertada, pero ello no ha aportado mejores datos ni en euskara ni en las otras materias. Está claro que reduciendo estrategias no avanzamos, y que no solo es una cuestión de gasto. Falta acierto para evitar tan alto porcentaje de estudiantes en los niveles más bajos.
Una única propuesta educativa no es la solución para una población cultural y sociolingüísticamente diversa. Es necesaria una flexibilidad que ahora no existe y una atención eficaz, no sofocada por presupuestos ideológicos, para abordar la mejora de la competencia lingüística, matemática o científica de nuestro alumnado. El éxito de país pasa por su éxito educativo.
El tercer conflicto ostenta un carácter histórico. La seguridad laboral siempre es la primera sacrificada en las crisis económicas. Pese a saberse con certeza que la estabilidad de los claustros, su cuidado y formación permanente son imprescindibles para que los centros ganen eficacia, tal compromiso aparece reñido con la tradición. Sin romper con el hábito de interinidad y recorte de plantilla docente no avanzaremos.
En la obtención de recursos extraordinarios, la educación compite con requerimientos de otros sectores afectados por la pandemia. Para mantener su gasto en el futuro, como propone el proyecto gubernamental, necesitará mostrar resultados eficientes que no llegarán sin vencer esas inercias.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.