![La crisis de los suministros](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202203/27/media/cortadas/mozo27-kpBH-U1601455769808t8F-1248x2120@El%20Correo.jpg)
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Para abordar la crisis de los suministros conviene hablar antes de la producción, para situar el origen del asunto en los años 90, cuando altos ejecutivos de grandes compañías mostraban orgullosos sus resultados, obtenidos por atender una nueva demanda en Asia, produciendo allí, con menores ... costes. Treinta años más tarde confiesan que han cedido gratis demasiada tecnología, que ha hecho de China la fábrica del mundo, impulsando un enorme competidor que sigue jugando con otras reglas.
La pandemia nos enseñó que no teníamos mascarillas y la posterior recuperación económica nos ha enseñado que no tenemos chips. Por ello la primera conclusión es que Europa no puede dejar ciertas producciones tan alejadas. La globalización hace una pausa para ubicar en algún lugar de Europa algunas industrias imprescindibles para el futuro, con semiconductores y baterías en la línea de salida.
El impacto de acontecimientos brutales como la pandemia y la invasión de Ucrania nos han sacudido en todo; también en la logística, que ha aprendido que la cadena de suministro es mucho más vulnerable de lo previsto. El incidente del canal de Suez nos puso sobre aviso, más tarde nuestra industria perdía brío por la falta de semiconductores, y ahora las consecuencias de la invasión de Ucrania nos ponen contra las cuerdas al aflorar los problemas estructurales de sectores tocados, como el campo y el transporte, ahora especialmente afectados por el precio de los combustibles. A perro flaco todo son pulgas y, sin perjuicio de los acuerdos que pueden llegar de la UE, conviene afrontar el tema con inmediatas medidas locales porque un país parado es algo muy caro y peligroso.
El foro de logística intermodal Transmodal ha abordado la crisis de los suministros, al compás de la frase 'Del Just in time al Just in case'. Sus conclusiones nos trasladan que las dificultades y precios altos nos acompañarán un tiempo porque se construyen nuevos buques, pero aún seguirá la congestión en los grandes puertos, únicos capaces de atender a los grandes barcos. El sector insiste en que todo lo que flota está en el agua y, para entendernos, ni era normal mandar un contenedor a Asia por 1.800 euros ni es normal ahora tener que pagar 18.000. La previsión es que los precios se estabilizarán en 2023 en una banda medio-alta.
En cuanto al transporte por carretera, ahora tan tristemente actual, presenta problemas estructurales derivados de una oferta muy atomizada, que ha generado unos precios a la baja que no compensan una profesión muy dura, que lleva tiempo buscando conductores en el Este de Europa. Parece que el sector tiene clara la dificultad del relevo en las nuevas generaciones, lo que genera un problema serio de falta de chóferes que la tecnología no puede compensar en el medio plazo.
En cuanto al transporte de mercancías por ferrocarril parece la apuesta para el largo radio y solo puede crecer porque nuestro uso es muy inferior al europeo y las directrices medioambientales lo favorecen; pero para que funcione y sea competitivo con el camión, tenemos que ganar mucha agilidad. Como muestra, iniciativas como el tren Shanghái-Alemania de DB Shenker o el Bayona-Holanda de Transfennica, que van ganando adeptos cada día. Los puertos crecerán en vuelo y usarán cada vez más el transporte ferroviario, tomando como referencia al de Hamburgo, con un 48% de circulación por tren. Finalmente, el transporte aéreo sigue ofertando soluciones eficientes y creciendo por el efecto del comercio electrónico, aunque conviene recordar que la mitad la carga aérea vuela en aviones de pasaje, actividad hoy muy reducida, lo que genera una mayor presión al alza de las tarifas.
Como resumen: el conjunto del sector parece tener muy claro que hay un cambio en el paradigma de la logística, un cambio generacional y tecnológico, que nos lleva a un sistema de transporte intra europeo con suministros claves más próximos, con un modelo mucho más flexible e intermodal, que requiere mucha más planificación e información del cliente, que deberá ubicar la logística en el centro de su negocio.
Hoy geopolítica y energía lo impregnan todo. Para la primera acaba de terminar una semana de reuniones en Bruselas: Biden, G-7, OTAN y Consejo Europeo. En cuanto a la energía y su coste, elemento clave en todo los que nos pasa, debemos mirar de frente al tema para reducir nuestra dependencia, mejorando nuestra pírrica conexión con Francia, siendo flexibles en la etapa de transición a las nuevas energías y no cortando de raíz las opciones locales existentes. Conviene empezar por reconocer que a la apuesta europea por la economía verde le falta mucha energía propia y le sobra mucho gas ruso. Para concluir: nos toca repensar qué y dónde producir, mejorar nuestra cadena de suministro y repensar nuestro modelo energético. Casi nada.
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