Conquistar requiere convicción, voluntad, amor, deseo, determinación, trabajo, ilusión. Dejarse conquistar, también. Y reconquistar, aún más. Cada día nos vamos a dormir con noticias políticas parecidas y nos despertamos casi con las mismas. Van y vuelven. Vivimos en un 'déjà vu' de la política. Pocas ... veces los partidos nos dan sorpresas que produzcan un alivio a la situación que nos está tocando vivir. En un tiempo tan complejo, los ciudadanos piden con gritos silenciosos que la política cumpla con su cometido y con su responsabilidad.

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Observo una contradicción de los partidos en querer conquistar escaños y en cómo abordan esa tarea conquistadora. Para ganar escaños se necesitan ciudadanos votantes y los políticos parece que, en general, están empeñados en olvidarse de los votantes emprendiendo la conquista por su cuenta. Eso es imposible.

Hay que decir muy claro a los políticos: miren a la realidad en vez de fabricar frases hechas. Los ciudadanos no quieren ocurrencias, quieren respuestas con pruebas que acrediten estudio y trabajo constante; también democracia representativa real y responsabilidad permanente.

La conquista de un lugar se hace yendo y volviendo al centro. En un partido de tenis, siempre hay que recuperar el centro para poder alcanzar el máximo de bolas que nos envía el contrincante. El juego de pies debe permitirnos volver rápido al centro de la pista, justo donde se encuentra señalada en blanco la línea de saque. Desde allí, te mueves al drive, al revés, a alcanzar dejadas y a subir a la red para esmachar y volear.

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En la política, también hay que buscar ese centro. Siempre he creído y defendido el centro político y aquí, mientras escribo, quiero ir más allá. Todos los partidos deben buscar el lugar para encontrarse encaminándose al centro desde donde estén. Esa forma de 'juego' les permitirá llegar a acuerdos y seguro que les impulsará a conquistar escaños.

Para respirar un poco, ustedes en la lectura que agradezco y yo en la escritura, me detengo en la Comunidad Política Europea presentada el 6 de octubre en el Castillo de Praga. Esta creación impulsada por Emmanuel Macron representa una conquista. Constituye una integración dentro de la propia integración europea. Significa profundización política aglutinando en un proceso el poder continental de la Unión Europea.

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Es decir, la UE mira a su poder continental, Europa, creando un espacio político más grande que ella misma. Los Veintisiete Estados miembros se unen a diecisiete países europeos no comunitarios para luchar juntos contra la locura de Putin, para acometer la conquista de parar el cambio climático, para dotar a nuestro continente de seguridad, de defensa, para hacer frente al chantaje energético de Rusia y crear una infraestructura energética europea que haga viable nuestra autonomía estratégica. Hay que reconocerle a Macron que es un buen impulsor de ideas. La Comunidad Política Europea es una conquista política. Plasma la capacidad de la UE de hacerse continente.

'El poder e impacto de la política europea', así titulé un análisis hace unos meses, se toca cada día en todo. En los hechos tangibles en la salud con las vacunas para sobrevivir al covid, en la economía, en el tejido productivo, en los vectores del Pacto Verde Europeo y la digitalización, en los fondos de recuperación europeos. Nunca la UE había estado tan presente en las conversaciones de los ciudadanos y en las noticias. Sin embargo, los partidos se enrocan en sus altercados y persisten en sus bucles.

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En las conquistas políticas el consenso ocupa uno de los primeros puestos. Tenemos la suerte en España de contar con el ejemplo de la Transición. Porque el consenso debe sostenerse en la palabra construcción. Ahí se encuentra la esencia de su significado. Todo lo que no sea consenso constructor, mucho más que constructivo aunque también, no merece llamarse así. Un consenso no puede ser destructivo. Me sobrecoge incluso escribirlo así. Por eso, repito: consenso constructor.

Igual que hemos aceptado el concepto de buen gobierno también podemos crear el de buen poder. El poder político es positivo si se vertebra desde el equilibrio y el trabajo ensamblado al orden constitucional. La conquista política debe volver a recuperar su épica. Una épica con resultados.

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La política debe acompañar a los ciudadanos en este cambio de era. El mensaje a los políticos creo que es: salgan de su bucle particular, escapen de las trampas en las que están atrapados, miren lo que está sucediendo, alcancen consensos constructores, no se pierdan en la estrategia de la campaña electoral olvidando la verdad. Reconquisten a los ciudadanos.

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