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El nuevo ciclo político de la Unión Europea comenzó tras las elecciones al Parlamento comunitario en mayo de 2019 y se consolidó con la investidura de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, hace tres años. En esta sesión de investidura, la dirigente ... se comprometió a convocar la Conferencia sobre el Futuro de Europa (CoFoE), que «deberá reunir a los ciudadanos (con una fuerte presencia de los jóvenes y la sociedad civil) y a las instituciones europeas como socios en pie de igualdad (…). También estoy abierta a modificaciones en los Tratados».
Desde 2019, las instituciones se pusieron en marcha en la configuración de la Conferencia sobre el Futuro de Europa que se celebró entre el 9 de mayo de 2021 y la misma fecha de este 2022, con siete plenarios y varias sesiones de los grupos de trabajo. En estas siete sesiones he tenido la oportunidad de participar como representante de los eventos nacionales y la sociedad civil española. La Conferencia sobre el Futuro de Europa está siendo una buena iniciativa que, sin embargo, ha tenido un método inadecuado de trabajo, que no ha permitido el entendimiento y el debate en pie de igualdad entre ciudadanos, sociedad civil e instituciones nacionales y europeas, como propuso la presidenta.
Esto es debido al exceso de peso y protagonismo de los representantes ciudadanos elegidos de manera aleatoria, y la infrarrepresentación de la sociedad civil organizada. Además del hecho de que, durante el funcionamiento de la CoFoE, los otros seis sectores participantes en este ejercicio, como las instituciones nacionales (parlamentos nacionales), instituciones europeas (Parlamento, Comisión, gobiernos, Comité de las Regiones, Comité económico y social) y los interlocutores sociales tuvieron mucho menos peso del que les correspondía. Lo cual, a mi juicio, ha llevado consigo una falta de repercusión en la opinión pública europea y española, en la que este relevante ejercicio ha pasado de manera irrelevante.
La resolución del Parlamento Europeo del pasado 4 de mayo, cinco días antes de entregar las conclusiones de la CoFoE a los representantes de las instituciones (Roberta Metsola, presidenta del Parlamento; Von der Leyen, y Emmanuel Macron, presidente rotativo del Consejo de la UE), de alguna manera revalorizó la CoFoE, ya que señalaba que para poder llevar a cabo sus conclusiones es imprescindible la convocatoria de una Convención Europea que reforme los Tratados en algunos aspectos sustantivos, tales como superar la unanimidad en la toma de decisiones en política exterior y política fiscal; ampliar competencias en materias como la salud, o aspectos de reformas institucionales imprescindibles.
No obstante, en el Consejo Europeo del 23 y 24 de junio se arrojó, desde nuestra perspectiva, un jarro de agua fría, ya que el mismo no consideró ni adoptó la propuesta del Parlamento Europeo de convocar la Convención, sino que dio la callada por respuesta, aunque sí abordó otros temas de interés como la concesión del estatus de país candidato a Ucrania y a Moldavia, y la consideración de Georgia. Al tiempo que se comprometía con la aceleración del proceso de ampliación a los Balcanes. Con lo cual se hace más necesaria aún la reforma de los Tratados.
En el discurso anual del estado de la Unión pronunciado el miércoles se volvió a retomar la necesidad de la Convención Europea propuesta por el Parlamento. Destacan las palabras de Ursula von der Leyen al final del mismo: «Creo que ha llegado el momento de consagrar la solidaridad entre generaciones en nuestros Tratados (…) tal y como ha preconizado este Parlamento. Creo que ha llegado el momento de celebrar una Convención Europea». En todo caso, creemos que la celebración de la Convención Europea, salvo algunas medidas de reforma simplificada de los Tratados, se retrasará hasta la presidencia española en el segundo semestre de 2023.
La presidencia española, en este sentido, adquiere cada vez más relevancia, puesto que se da por hecho que durante el mandato checo únicamente se abordará la aceleración de las negociaciones para la ampliación hacia los Balcanes. Se ha convocado para el 6 de octubre una cumbre en Praga para abordar el posible nacimiento de la Comunidad Política Europea. Tampoco la presidencia sueca parece que tiene interés en convocar la Convención.
Se ha producido un vuelco en la guerra de agresión a Ucrania donde, gracias al apoyo de la UE, se ha conseguido un importante retroceso ruso. «Comparezco aquí con la convicción de que, gracias a nuestro valor y a nuestra solidaridad, Putin fracasará y Europa vencerá», dijo el miércoles Von der Leyen. «Quiero dejarlo muy claro: no vamos a levantar las sanciones. Es el momento de mantenernos firmes y no de hacer política de apaciguamiento».
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