'El otro', un concepto altamente inflamable
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La mirada ·
El binomio 'nosotros-ellos' es uno de los que más daño han hecho a la convivencia, la tolerancia y el respetoExiste un código binario que, aunque toma forma lingüística, sus efectos se sienten en lo cultural, en lo político, en lo emocional. Me refiero al 'nosotros-ellos', uno de los binomios que más daño han hecho a la convivencia, a la tolerancia y al respeto ... a lo largo de la historia. Ese binomio va permeando en la mente de las poblaciones, poco a poco, como si de un gotero se tratara, se filtra a través de un discurso del odio, del miedo, de las emociones del rechazo, en general. Se aprovecha del desconocimiento, de la falta de empatía -motivada sobre todo por esa ignorancia- y de otras frustraciones sociales que nada tienen que ver con quien se convierte en ese 'otro', pero que hacen de él el chivo expiatorio de todos los males.
Matanzas contra minorías, pogromos, abusos de poder y autoridad contra colectivos en situación de indefensión o procesos de deshumanización hacia determinados grupos dentro de una comunidad que han acabado en auténticos exterminios han sido acontecimientos que nos han acompañado a los humanos desde nuestros orígenes. Los que sucedieron en el siglo XX son bien conocidos: la limpieza étnica nazi contra judíos, gitanos y otras minorías durante la Segunda Guerra Mundial; la limpieza étnica durante la guerra de Bosnia a principios de los 90; o la matanza contra los tutsis en Ruanda en 1994, por citar algunos de los más famosos.
Aunque cada uno tuvo sus propias motivaciones y mecanismos de ejecución, todos ellos compartieron una raíz ideológica, el creer en la existencia de un 'nosotros' y un 'ellos', dos grupos diferenciados dentro de una comunidad, y considerar que uno de esos grupos había de ser extirpado, aniquilado, hecho desaparecer. Y así fue.
Mucho se ha escrito sobre estos, y otros sucesos similares, y por ello cada vez debiéramos ser conscientes de a dónde pueden llevar este tipo de procesos. Por ello, sorprende que, a día de hoy, sabiendo lo que sabemos sobre el pasado, todavía este binomio siga permeando en la mente de muchas personas. Como ejemplo, las recientes declaraciones de una joven en una manifestación de homenaje a la División Azul afirmando que «el judío es el culpable». Más concretamente, afirmó que «es nuestra suprema obligación luchar por España, luchar por Europa, ahora débil y liquidada por el enemigo. El enemigo siempre va a ser el mismo, aunque con distintas máscaras: el judío. (…). El judío es el culpable y la División Azul luchó por ello». Más allá de lo extemporáneo de la declaración -y de la puesta en escena-, yo preguntaría a la locutora: ¿El judío es el culpable de qué, exactamente? ¿El enemigo de quién? ¿Sabes realmente lo que fue la División Azul? ¿Y el nazismo?
Y es que, el maniqueísmo que rezuma el discurso es precisamente el quid de la cuestión, pues para la creación del 'otro' necesitamos un discurso argumentalmente simple, maniqueo y bastante burdo en su expresión, es decir, un discurso que no refleja la realidad, sino que la inventa. Porque la realidad es compleja, compuesta de grises, de luces y sombras, de aciertos y errores y de pasiones humanas. Por ello, este tipo de discursos tan someros en la argumentación y tan básicos en la presentación son muy efectivos al crear un 'otro' del cual desconocemos mucho y al que hacemos responsable de todo. Y este es precisamente uno de los pilares de los populismos, de los regímenes totalitarios, tan preñados de posverdades, de demagogia y de mentiras presentadas como verdad.
Precisamente, la convivencia pacífica y diversa ha significado un problema para este tipo de idearios. Ya se sabe, si un grupo convive con otro, acaba conociéndose, empatizando, enriqueciéndose mutuamente y, quién sabe, quizás mezclándose dando lugar a otra cosa diferente. Por ejemplo, la convivencia diversa preocupó, y mucho, a un joven Hitler antes de ser canciller. La «pureza de la raza aria» -lo que Hitler entendía por tal, claro está- estaba por encima de todo, y esta pureza peligraba si judíos y arios convivían. Casos análogos son muy comunes y, aunque parezca mentira a estas alturas, de total actualidad.
Crear un 'otro' en la comunidad a base de prejuicios y mentiras, de discursos simples y con alto voltaje emocional puede tener consecuencias imprevisibles, y a menudo funestas. Ha pasado en todas las edades históricas y, si no lo contrarrestamos, podrá seguir pasando. Combatir la simpleza argumental, los mensajes maniqueos y el desconocimiento del 'otro' son quizás las armas más efectivas. Conocimiento en vez de desconocimiento, empatía en vez de odio, apertura de miras en vez de desconfianza son quizás algunas de las vacunas más efectivas contra este virus. Un virus que, una vez que se inocula, es muy difícil de curar y su mortalidad ha sido probada con creces por la historia.
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