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Ciudadanos: El desastre

Ciudadanos: El desastre

Su misión histórica era ejercer de bisagra entre PP y PSOE. Así lo entendió Rivera hasta verse superado por la codicia demoscópica

Jueves, 27 de enero 2022, 00:08

Albert Rivera podría ser hoy vicepresidente del Gobierno, su partido sería la tercera fuerza en el Congreso e Inés Arrimadas ocuparía algún cargo importante en el Ejecutivo. Tal vez entonces Luis Garicano dirigiría la economía del país dejando arrinconadas las recetas de Podemos. No es ... difícil imaginar que si la táctica política -y no la testosterona y las ansias de poder- hubiera guiado las últimas decisiones de Ciudadanos, se habría consolidado como la fuerza central del tablero político español. Incluso podría haber conseguido la Alcaldía de Madrid. Estaba en sus manos obtener cargos importantes en Aragón, Asturias o La Rioja y ganar fuerza negociadora en Castilla y León, Andalucía o Murcia. Tampoco era una estrategia difícil de explicar, bastaba con tirar de los clichés habituales: podemos pactar a izquierda y derecha, no queremos que gobiernen los populismos de un lado ni los del otro y venimos a regenerar la política española. Rivera tenía la llave del país en su mano, pero decidió atrincherarse en la Plaza de Colón con la extrema derecha.

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