El caso de Nacho Cano: cuando el líder estorba
Dirigir un grupo es un viaje continuo de aprendizaje y adaptación, tanto en tiempo de crisis como de calma
Carmen Saiz-Ipiña
Experta en 'coaching' empresarial
Viernes, 9 de agosto 2024, 00:02
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Carmen Saiz-Ipiña
Experta en 'coaching' empresarial
Viernes, 9 de agosto 2024, 00:02
Se han preguntado alguna vez por qué en ocasiones el 'sistema' decide que un líder debe ser destronado? Frederic Laloux, autor de 'Reinventar las organizaciones', una obra que ha revolucionado la vida de miles de empresas y que ha vendido más de un millón de ... ejemplares solo en inglés, nos muestra que vivimos en una sociedad organizada según el 'modelo naranja'. Este se caracteriza por buscar beneficio y crecimiento en un marco en el que la innovación es clave y no una amenaza, el modelo de gestión es por objetivos y la responsabilidad y la meritocracia se consideran avances.
Algunas tendencias y corrientes plantean que se debe avanzar hacia el 'modelo verde'. Se trata de organizaciones impulsadas por la cultura, los valores, el empoderamiento y el modelo de grupos de interés.
En ocasiones cuesta entender las noticias que nos encontramos en los medios de comunicación, como es el caso de las informaciones que rodearon al artista y empresario Nacho Cano durante el pasado mes de julio.
Estas noticias llevan primero a reflexionar sobre cuán difícil resulta convertirse en un buen líder, tener capacidad de crear una empresa, conseguir que esta sea rentable, que genere puestos de trabajo y perdure en el tiempo, cuando menos.
Pero también lleva a pensar que ni esto parece ser suficiente. Se requieren habilidades especiales de liderazgo para resultar brillante en situaciones de crisis como la que ha envuelto a Nacho Cano. La reacción ante la coyuntura del artista y empresario ha sido ejemplo de rapidez en materia de comunicación, seguridad en los valores que defiende y resiliencia.
El ejemplo de Nacho Cano nos muestra que el liderazgo es un viaje continuo de aprendizaje y adaptación. Tanto en tiempos de crisis como de calma, un verdadero líder encuentra formas de inspirar, guiar y marcar una diferencia significativa.
Hay grandes empresarios en nuestro país, que por el hecho de triunfar en los negocios han sido objeto de crítica. Personalmente desearía, como 'coach' y como persona, poder tomar un café con ellos y charlar sobre sus habilidades, experiencia, sabiduría y cómo no, de sus dificultades, que con toda seguridad han sido muchas. El aprendizaje sería realmente interesante.
Pero, volviendo a la pregunta inicial: ¿por qué en ocasiones el 'sistema' decide que un líder debe ser destronado?
Las razones o argumentos que lo motivan son en muchas ocasiones operaciones orquestadas porque el dirigente es incómodo, y se quiere dar ejemplo de quién tiene el poder y el control. No está conmigo, luego esta contra mí. Hay que hacer ruido para que otras cuestiones no salgan a la luz.
En los grupos humanos, así como en determinados colectivos de animales, es habitual que cuando el líder deja de ejercer como tal y pierde poder, el resto de los miembros del grupo lo desplazan y colocan en su lugar a otro miembro. Es el grupo el que le otorga el poder al líder y cuando deja de ser útil para el grupo, es el mismo grupo el que lo reemplaza.
Si nos vamos al caso de una manada de lobos, como modelo de autoridad de mando, el lobo 'alfa' debe ejercer el poder para mantener su estatus a través de demostraciones constantes. El jefe tiene que demostrar regularmente crueldad y castigar, porque solo el miedo y el sometimiento impiden que la organización se desintegre. Esto, según Laloux, es el modelo de organización roja.
Quedan los lobos muy lejos del deseado 'modelo verde' o incluso del de las organizaciones Teal, en las que el protagonista es el capital humano y cuyo objetivo principal es potenciar el talento de los trabajadores y que se complementen entre ellos.
Pero queda muy cerca el momento en el que nos veremos obligados a pensar si como sociedad, organización y/o Estado no estamos caminando hacia atrás en vez de hacia adelante.
El líder debe ser destronado, de forma natural y por elección del grupo, pero nunca como forma de castigo por quien desea mantener el poder a toda costa a través del miedo, la fuerza y el sometimiento.
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