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Ilustración: Bea Crespo
El asombro

El asombro

El foco ·

La imaginación se dispara nutrida por las nuevas sensaciones, se expande y busca un nuevo lenguaje con el que narrar y dar sentido a la experiencia

Domingo, 11 de abril 2021, 00:50

Llevo más de un año en estado de asombro», le dije al librero Xavi Vidal (Librería Nollegiu, Barcelona) intentado explicar el proceso de escritura de mi última novela. El asombro comenzó en noviembre de 2019, con mi mudanza paulatina a un pequeño pueblo de montaña ... en la Sierra de Gredos. Sentí y sigo sintiendo asombro, cada día, ante el espectáculo de la naturaleza que me rodea: la fuerza helada del viento de la sierra, la densidad de la niebla que absorbe los contornos del paisaje en kilómetros a la redonda, la lluvia que se convierte en torbellino, la intensidad del sol que no se corresponde con la temperatura de los termómetros, la cabra ibérica que mira desde una peña al teleobjetivo de mi cámara con su ojo rasgado, la zorra con su cría que nos visita y retoza juguetona a medio metro de la puerta de casa, el cuco que me despierta insistente cada mañana de primavera. Es el asombro constante ante la belleza y la magnitud de la naturaleza, un estado en el que los sentidos adquieren más centralidad, se agudiza el oído en la profundidad del silencio, el olfato en los paseos (huele a tomillo, a animal salvaje, a hierbabuena, a cantueso), la vista al intentar abarcar las montañas que me rodean. La imaginación, le contaba a mi querido librero, se dispara nutrida por las nuevas sensaciones, se expande y busca un nuevo lenguaje con el que narrar y dar sentido a la experiencia. El asombro ante lo bello desconocido hace sentir, pensar, imaginar de otra manera.

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