![Sin citas para el refugio](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/02/27/opi-arantza-chacon-kXhB-U190749008761rUG-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Quedan tres meses para las elecciones municipales y forales y ya se nota en el ambiente. En estos períodos, la acogida de las personas refugiadas o la atención a las personas migrantes genera debate y el consabido choque de opiniones entre partidos. Viendo que cualquier ... excusa es buena para prender la mecha, quizás lo mejor sea plantearnos, ahora que estamos a tiempo de hacerlo con cierta calma y desde la reflexión, una pregunta que desde nuestra entidad no paramos de rumiar cuando se lleva a los debates políticos a las personas refugiadas: ¿dónde quedan sus derechos?
Hay que recordar que todas ellas huyen de violencias, de la falta de protección en sus países y de una persecución continuada. El ejemplo más claro son las guerras y los conflictos. Los más conocidos son los casos de Ucrania, Afganistán o Siria, pero existen otros olvidados que llevan sufriendo décadas de violencia. República Democrática de Congo, Malí o Colombia son algunos de los ejemplos. Las personas se ven obligadas a huir también por otras causas más silenciadas. La violencia de las maras en Centroamérica, el desplazamiento por causas ambientales o la persecución en origen por ser gay, lesbiana o una persona trans son algunas de ellas. También por vivir situaciones de violencia machista como los matrimonios forzados o la mutilación genital femenina, entre otras.
Lamentablemente su odisea no acaba al llegar a un lugar seguro, como puede ser Euskadi. Tienen que empezar una nueva vida de cero, con todo lo que ello conlleva. Y en ese nuevo periplo a enfrentar encuentran trabas insalvables, desgastantes y agotadoras en no pocas ocasiones. A priori pueden parecer meros obstáculos administrativos pero la realidad es que desgastan vidas e ilusiones porque exprimen energías, impiden acceder a otros recursos y generan inseguridades extremas que llegan a paralizar a las personas. De hecho, en ocasiones no son capaces ni de salir a la calle a comprar pan por miedo a que alguien les pida los papeles.
La primera traba, la más evidente y que hemos denunciado ya en todos los foros posibles -sin respuestas reales-, es la dificultad, casi imposibilidad de poder iniciar los trámites de solicitud de asilo. Conseguir una cita en dependencias policiales es muy complejo. Hay que tener en cuenta que hay personas que se pasan dos meses intentándolo sin éxito.
Esta situación deja a las personas en situación de desprotección y les impide el acceso a programas de acogida específicos. También dificulta el acceso al padrón y otros servicios que garantizan la cobertura de derechos fundamentales, como la tarjeta sanitaria. Para acabar con esta situación es preciso que se dote de los mecanismos adecuados y suficientes a las comisarías de policía que gestionan estos trámites. Se ha hecho para la tramitación y concesión de la protección temporal que se está concediendo a las personas ucranianas, lo que demuestra que se puede hacer también para la protección internacional.
Sin entrar a valorar los contenidos de leyes y reglamentos que marcan las políticas de acogida de personas migrantes y refugiadas, es imprescindible como organización de la sociedad civil exigir que se rindan cuentas de aquello que se firma. El pasado julio se modificó el reglamento de la ley orgánica 4/2000, sobre derechos, libertades e integración social de las personas extranjeras en España. El propio reglamento decía que «el modelo migratorio español no solo carece de agilidad en la capacidad de dar respuesta a los retos del mercado laboral, sino que incluye importantes ineficiencias y genera el desarrollo de prácticas de economía informal que tienen elevados costes humanos, económicos, sociales y de gestión». Se planteaba elaborar en plazo el catálogo de ocupaciones de difícil cobertura, por ejemplo, o crear una unidad administrativa que mejorara la gestión de trámites.
A día de hoy la realidad es que nada sabemos de la evolución de esos compromisos y sin embargo seguimos acompañando a personas que continúan enfrentando violencias cotidianas, a veces mucho más silenciosas y sutiles y, por ello, especialmente desgastantes, generadas por leyes incumplidas, trámites administrativos imposibles y requisitos pensados para agotar incluso a la persona más constante y paciente.
Desde Zehar-Errefuxiatuekin seguimos exigiendo rendición de cuentas y continuamos apelando a políticas enfocadas en los derechos de las personas. Políticas que se empiezan a esbozar en los programas que cada partido nos irá desgranando en las próximas campañas electorales. Ahora que hay tiempo, ojalá que se reflexione con calma y que las campañas se centren en compromisos, para que luego se plasmen en las políticas que se desplieguen y en un cumplimiento cotidiano y responsable de los acuerdos adquiridos con las personas refugiadas.
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