La endiablada aritmética electoral ha otorgado a Carles Puigdemont la llave de la investidura de Pedro Sánchez o de la repetición de los comicios. Periodista de profesión, fue alcalde de Girona, presidente de la Generalitat y ahora eurodiputado, al que recientemente se le retiró la ... inmunidad. Una decisión que llevó a la Fiscalía del Tribunal Supremo a solicitar la reactivación de la euroorden para ser extraditado y responder, tras la derogación del delito de sedición, de los cargos de malversación agravada. Sin embargo, el magistrado Manuel Llarena esperará a que el Tribunal de Justicia de la UE se pronuncie sobre la situación.
Las elecciones municipales y ahora las generales han mostrado las tres tendencias de fondo del electorado catalán. Primera: el ascenso del PSC, que logra sus mejores resultados desde 2008 y presenta sus credenciales para acceder a la presidencia de la Generalitat. Segunda: el retroceso de las tres formaciones independentistas, castigadas por una alta abstención. Tercera: desaparecido Ciudadanos, el avance de la derecha y la extrema derecha españolista.
Dentro del movimiento independentista, Junts per Catalunya es la formación que resiste mejor la caída y solo cede uno de sus ocho diputados, frente a ERC que empata con Junts pasando de 13 a 7 escaños y la CUP que pierde a sus dos únicos representantes. En las municipales, Junts, con Xavier Trias y el apoyo de Esquerra, estuvo a punto de conseguir la Alcaldía de Barcelona, que le fue arrebatada en el último momento por el socialista Jaume Collboni gracias a los votos 'patrióticos' del PP. Este episodio malogró lo que habría sido una gran victoria política de la formación postconvergente y deterioró aún más sus relaciones con los socialistas de Cataluña.
El escrutinio de las generales, más allá de las carambolas, revela que los efectos del proceso soberanista no se han acabado de cerrar. Desde Waterloo, Puigdemont ha asumido el papel de héroe del independentismo y el único que sostiene la bandera de la liberación nacional que evoca el papel de Francesc Macià hace un siglo. ERC apostó por una política realista y pragmática frente al 'independentismo mágico' de Junts. De este modo se resolvería a su favor la larga y dura pugna entre ambas formaciones por la hegemonía del movimiento independentista. No ha sido así. El electorado secesionista ha premiado la posición maximalista de Junts frente a la 'realpolitik' de Esquerra. Justamente, el eje de la campaña de Junts en las generales fue prometer que bloquearían la gobernabilidad de España si no se permitía el referéndum de autodeterminación.
En unas nuevas elecciones podría crecer la caída del voto a los partidos independentistas
Resulta difícil responder a la pregunta del millón: ¿Qué hará Puigdemont?
Junts no es Convergència -ese sector fundó el fracasado PDeCat- sino una formación de carácter nacional-populista cohesionada por el liderazgo carismático de Puigdemont. Eso sí, vertebrada por cuadros, como él mismo, formados en la vieja Convergència. Tampoco es un partido homogéneo. Existe un ala más pragmática, encarnada por Trias o por el secretario general, Jordi Turull, y un ala dura con la inhabilitada Laura Borràs o la portavoz parlamentaria Míriam Noguera, que forzó la salida del Ejecutivo de coalición con ERC.
En principio, Puigdemont se ubica en esa ala dura que no siempre impone sus criterios. No pudo evitar que sus diputados facilitaran a Pedro Sánchez la moción de censura contra Mariano Rajoy o que Junts participase en un Gobierno de coalición presidido por Pere Aragonès, algo que enmendó después. En sentido contrario, en la anterior legislatura, dio luz verde al pacto con el PSC en la Diputación de Barcelona para impedir que Esquerra asumiese la presidencia de una institución donde su esposa, Marcela Topor, realiza y dirige un programa televisivo de escasa audiencia con unos emolumentos de 6.000 euros mensuales.
Sumar, que en Cataluña ha obtenido un excelente resultado como segunda fuerza más votada, ha encargado al abogado y exdiputado Jaume Asens, arquitecto de la reforma del Código Penal, abrir las negociaciones con Puigdemont. De conocidas convicciones independentistas, Asens asesoró al expresidente cuando éste emprendió la fuga a Bélgica y sin duda se trata de la persona más adecuada para la situación que ahora se plantea.
En los mentideros políticos y mediáticos catalanes se especula 'sottovoce' sobre la probabilidad de que, tras una medida y larga escenificación, Junts acabará absteniéndose y permitiendo la investidura de Sánchez. Tanto desde sectores de sus bases, como del resto de fuerzas nacionalistas vascas y catalanas, se ejercerá una fuerte presión para evitar una repetición electoral que podría dar una segunda oportunidad a un gobierno del PP y Vox. Además, una repetición electoral podría acrecentar la tendencia a la caída del voto a las formaciones independentistas hasta niveles alarmantes.
En cualquier caso, si esto fuese así, se necesita un tiempo para facilitar la digestión de los sectores más radicales de sus bases, a los cuales durante toda la campaña se les había prometido lo contrario; es decir, que si no hay autodeterminación se bloquearía la gobernabilidad del Estado.
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