Desde antes de que naciera Euskadi, nació el socialismo en tierra vasca. Desde antes de que se reivindicaran derechos nacionales, los socialistas empezaron a construir derechos sociales. Y en cada paso para construir una comunidad plural, próspera y cohesionada, el Partido Socialista ha tenido un ... papel protagonista sin el que no se puede entender la Euskadi que conocemos, sin el que no se podrá entender la Euskadi que queremos ser.
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En enero de 1886 Pablo Iglesias Posse, el tipógrafo que fundó el PSOE, creó 'El Socialista. Órgano de expresión del Partido Obrero', con la voluntad de que en una sociedad en plena transformación, como era la España de finales del XIX, los trabajadores se hicieran fuertes en la defensa de sus derechos. Una excusa añadida para provocar el debate que un inquieto metalúrgico, Facundo Perezagua, que había llegado de Toledo, agitó al contactar con varios tipógrafos, un librero ambulante, un zapatero, un vendedor de telas, un carbonero…. así hasta que una veintena de personas trabajadoras fundaran el 11 de julio de aquel año en una lonja de la calle Laguna de Bilbao la primera agrupación socialista vasca.
En el Bilbao de 1886, en pleno desarrollo de la industria siderúrgica y naval, las empresas se organizan para defender sus intereses en torno a la Cámara de Comercio, Industria y Navegación. Y los trabajadores, para defender los suyos, en torno al Partido Socialista. Y es así como en un rincón de esa ciudad en expansión se tiene presentes a quienes viven hacinados en barracones en torno a las cercanas minas de La Arboleda y cómo se empezó a escribir la historia de la Euskadi contemporánea. La que cambió la vida de sus gentes y de quienes vinieron detrás. La que hizo cambiar el rumbo de España, porque de aquí salieron los primeros concejales que tuvo el socialismo en todo el país.
Y de esa manera se empezaron a romper brechas. Las brechas de los derechos políticos, que cavaban una sima entre los de arriba y los de abajo, que impedían a un concejal electo ejercer su cargo si no tenía propiedades. Las brechas de derechos sociales, de desigualdad, de exclusión, que existían entre los nacidos aquí y los que venían de otros lugares para hacer grande al País Vasco. Y así se extendió por Eibar, por Pasajes, Rentería, por Vitoria… por todos nuestros territorios, esta red de redes que es el socialismo.
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En la medida en que se rompían las brechas y se extendía la red socialista, en la medida en que se asentaba una pluralidad que nadie podía pretender anular, se acordó el primer Estatuto por el que nació Euskadi en 1936. Desde el entendimiento entre diferentes y con una fuerte impronta social, marcadas por la letra de un gran socialista vasco como Indalecio Prieto. Fue el mismo método para recuperar en 1979 esta manera de entender Euskadi, con el liderazgo de otro enorme socialista vasco, Ramón Rubial. El mismo método que utilizamos en 2021 para rescatar a la sociedad vasca de la mayor encrucijada en la que se haya encontrado.
Si el PSOE ha demostrado algo es su capacidad de ser la columna vertebral sobre la que articular la transformación de un país. De ofrecer compromisos y certezas cuando todos los pilares sobre los que hemos ido construyendo nuestras vidas parecen desmoronarse. Las convulsiones de estos tres siglos demuestran que las soluciones han pasado siempre por nuestro partido. La garantía de pluralidad, convivencia, libertad, solidaridad y justicia social, a pesar de quienes nos daban por amortizados y a nuestras siglas.
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Pero el socialismo es lo contrario a la resignación y la comodidad. El socialismo es debate y compromiso. El socialismo, ayer, hoy y mañana, es la alternativa a los nacionalismos que miran sólo hacia dentro, mientras tenemos en Europa el espacio en el que caminar juntos. Atendemos lo urgente, esta pandemia y sus consecuencias en el tejido social y económico. Pero sin desviar la vista de los retos demográficos, migratorios, laborales, tecnológicos, medioambientales que ya estaban en nuestra agenda y que no hacen más que acelerarse.
El rastro de esta transformación no puede ser más desigualdad. Las circunstancias nos van a impedir celebrar este aniversario de orgullo socialista como nos gustaría. Pero no vamos a dejar de recordar la lección que nos dejan los 135 años de historia socialista en Euskadi: que el progreso social y el avance de los vascos ha necesitado siempre de nuestro partido. Por eso nos hemos comprometido a fondo en todos los gobiernos que toman decisiones en momentos tan difíciles. Por eso, cuando se mira al futuro, todos los partidos ven en cualquier ecuación la necesidad de los socialistas. Las soluciones, como en el pasado y en el presente, pasarán también por los socialistas. Y en esas soluciones seguimos trabajando.
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