En estos meses, los pueblos y ciudades de Euskal Herria se van a encontrar inmersos en fiestas y en un ambiente de verano. A las policías locales nos toca trabajar con el objetivo de que la ciudadanía disfrute con garantía del ejercicio de sus derechos ... individuales y colectivos.
Por ello, es momento de denunciar públicamente las carencias de medios con que afrontamos estas fechas, más aún donde mayor concentración de gente se va a producir.
La temporalidad en las policías locales supera el 30%: la rotación del personal es un grave problema para realizar bien nuestro trabajo, hay abuso de la interinidad, agentes sin formación e incluso pluriempleo. Un modelo policial de cercanía y preventivo exige conocer la idiosincrasia de la localidad, los agentes comunitarios y los usos y costumbres de la población para la que trabajamos.
En este sentido, la rotación y la temporalidad que impulsa la OPE, así como la bolsa conjunta del Departamento de Seguridad (que hacen suya muchas instituciones locales), suponen ir en la dirección contraria al modelo que defendemos. Los ratios de personal de las policías locales son insuficientes. El ratio de policía local en la Comunidad Autónoma del País Vasco es menor que el que recomiendan la Unión Europea y otros organismos de referencia, lo que conlleva que no podamos realizar nuestra labor como deberíamos y querríamos.
A esto se suma que a los policías locales se nos niega el derecho a la negociación colectiva: la pérdida de poder adquisitivo en la última década es cercana al 20%.
Por otro lado, los problemas de salud laboral y los riesgos psicosociales aumentan por las crecientes cargas de trabajo, la falta de personal, etcétera. La falta de formación y conocimiento de la cadena de mando, la falta de formación y de reciclaje de los agentes y, en ciertos casos, el ejercicio de liderazgos tóxicos también influyen negativamente en este ámbito.
El modelo impuesto por Arkaute, más enfocado a las acciones coercitivas, relega las asistenciales y sociales
En muchos casos, además, nos encontramos con que el poder político no respeta a la policía local y la utiliza como una arma política a su conveniencia, infradotándola de forma deliberada: el objetivo es que sirva a sus intereses políticos en cada coyuntura. Esto ahonda decisivamente en el desprestigio social de la policía, además de poner en riesgo la integridad física tanto de los agentes locales como de la ciudadanía.
El poder político está adoptando un enfoque más coercitivo en la policía local, en detrimento de las funciones asistenciales y preventivas. Para la Administración es más barata una policía mermada de personal pero armada que un dotación superior que pueda poner en práctica otro tipo de protocolos. El enfoque coercitivo es también consecuencia de los recortes públicos.
A su vez, carencias presupuestarias en otros ámbitos sociales son disimuladas dándoles un enfoque policial, con ello se camuflan políticas antisociales situando la labor policial en un ámbito que no le corresponde y que puede genera rechazo social.
En cuanto a la formación, el modelo impuesto por la Academia de Arkaute a la policía local busca uniformizar la policía vasca, enfocándose más en las acciones coercitivas y la seguridad ciudadana, y relegando a un segundo plano las tareas asistenciales y sociales. Existe un amplio margen para mejorar la formación, incluyendo temas como derechos laborales, humanos y colectivos.
Como parte de la afiliación de ELA, queremos poner de relieve la capacidad crítica que mantenemos respecto a situaciones en las que nos vemos inmersos, la mayoría de las veces como consecuencia de todas estas carencias que venimos denunciando.
Nuestra posición es muchas veces castigada dentro del colectivo, auspiciada por un corporativismo tóxico alimentado por los intereses conjuntos de las administraciones públicas y los sindicatos corporativos. Pero creemos que esta lectura nos legitima a la hora de pedir a la ciudadanía el respeto de nuestra labor diaria en defensa de un modelo de policía de cercanía y de colaboración con la ciudadanía.
Este verano trabajaremos con toda la profesionalidad que nos dejen, y con la vocación de servicio público siempre como prioridad.
Firman también este artículo Iñigo Apoita (Abadiñoko Udala), Ibon Txakartegi (Lekeitio), Ibon Undabarrena (Derio), Jonan Gorostiaga (Derio), Jon Osa (Errenteria), Mikel Alaña (Bilbao), Mikel Sandias (Azkoitia), Patxo Olazabal (Zarautz) y Sendoa Arroyuelo (Galdakao), afiliados de ELA
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