Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
A pesar de las intensas discusiones entre los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, el mundo económico, en general, no suele reaccionar mucho ante sus palabras. Esa posición se apoya en la historia: los índices económicos y la Bolsa han tenido comportamientos medios parecidos ... con mandatarios de ambos partidos. Muchas decisiones de alcance de los presidentes deben ser refrendadas por el Senado y la Cámara de Representantes, donde hay mayorías muy justas, poco disciplinadas y en manos de diferente partido. Como consecuencia, viene siendo muy difícil aprobar medidas que afecten notablemente a los gastos o los ingresos públicos sin rebajar mucho las pretensiones iniciales.
Además, ambos partidos defienden que hay que reforzar la economía interna y los empleos propios a costa de limitar las importaciones. Especialmente de China que, en contraste con décadas anteriores, ha pasado a ser vista como una amenaza en lo económico (y en lo tecnológico, militar y geoestratégico). Trump impuso aranceles a China y otros países, y Biden los ha mantenido y ha aumentado la presión en aspectos tecnológicos y estratégicos.
En otros campos, como la sostenibilidad medioambiental, hay mayores diferencias en los discursos, pero las prácticas aproximan las distancias. Los republicanos son más negacionistas, digamos, y favorecen más la explotación petrolífera. Pero Biden aumentó las extracciones para asegurar que los precios fueran bajos. Este aprobó el Acta de Reducción de la Inflación, un enorme plan de más de 400.000 millones de dólares para acelerar la inversión en sostenibilidad y energías renovables, y parece que los republicanos piensan mantenerlo. Esta interinfluencia se muestra en muchos otros campos, incluso en la inmigración, ya que Biden ha sido el presidente que ha realizado el mayor número de deportaciones, si bien lo ha hecho cuando se han batido los récords en número de inmigrantes.
Además, la gran mayoría de la sociedad y de su clase política apoya su modelo económico particular, que difiere del europeo: un Estado más pequeño, menos regulador y con menor gasto público, y unos ingresos por impuestos más bajos. Así buscan dejar un espacio mayor para la iniciativa y la empresa privada, incluso para proveer servicios como los de salud.
Aunque las propuestas de los candidatos no cambian el modelo en lo esencial, hay diferencias de discurso y muchas de talante. Las propuestas sobre los impuestos son una expresión de esto. De los republicanos se espera que aumenten los aranceles a las importaciones, sobre todo las procedentes de China (incluso a los Tesla de Musk), pero también a las de Europa (con la que EE UU tiene también un déficit comercial importante) e incluso podrían incluir a México, lo que podría afectar a los esfuerzos de este país para contener la migración hacia EE UU. Si ganan los demócratas, no son descartables medidas similares, aunque no estén manifestándolo con la rotundidad del republicano. Esta es la medida que podría afectar más directa y negativamente a las empresas vascas, ya que este cliente es el tercero en importancia en nuestras exportaciones directas, sin contar las indirectas.
Los demócratas querrán subir el impuesto federal sobre los beneficios de las empresas (al que hay que sumar el estatal), elevándolo del 21% al 28% y asegurando el 15% efectivo como mínimo, aplicando el acuerdo de la OCDE sobre este tema. Trump, que lo bajó en 2017 desde el 35%, plantea reducirlo incluso al 14%, por debajo del acuerdo internacional, aunque su partido no lo respalda.
En cuanto al tributo federal sobre la renta de las personas, Trump, que ya lo redujo sustancialmente en 2017, con vigencia temporal hasta 2025, quisiera eliminarlo o, en su defecto, prorrogarlo. Busca financiar el gasto público con el incremento de los aranceles a las importaciones. Pero los números no dan y su propio partido lo cuestiona.
Los demócratas plantean una subida de la tributación de las rentas del capital, pasando su tramo máximo del 20% al 28% y también el tipo general, pasando el tramo máximo (ingresos a partir de casi 600.000 dólares en 2024) del 37% al 39,6% (de nuevo, hay que sumar el impuesto de cada Estado, que puede añadir hasta 13 puntos en su tramo máximo, en el caso de California, aunque hay 9 Estados que no tienen impuesto sobre la renta). Una propuesta novedosa de los demócratas es la tributación, con un 25%, de plusvalías no realizadas, latentes, para patrimonios de más de 100 millones, abordando una vía de elusión de impuestos al alcance de los más pudientes.
Son las elecciones en el país que lidera la economía mundial y, gane quien gane, seguirá condicionando la marcha de los demás por su dinamismo y liderazgo. En todo caso, parece que irá centrándose más en sí mismo y en proteger su liderazgo futuro.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.