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En mi barrio la mayoría de sus habitantes votan a partidos nacionalistas vascos. En ese sentido, se puede decir que es un buen reflejo de las actuales posiciones políticas en la sociedad de Euskadi. Tanto el PNV como EH Bildu promovieron una campaña a través ... de las redes sociales y medios de comunicación para llenar los balcones de ikurriñas para celebrar el Aberri Eguna el pasado domingo. En mi calle aparecieron tan solo un par de banderas ese día. En cambio, a las ocho de la tarde se volvieron a llenar los balcones y las ventanas para aplaudir con intensidad a los trabajadores sanitarios.
Fue la tónica general en la mayoría de las ciudades. Los que votan opciones nacionalistas vascas no interpretan la bandera como parte de su escudo social. La bandera no tiene ninguna utilidad en estos tiempos de emergencia sanitaria. Lo mismo les ocurrió a los partidos nacionalistas españoles cuando también intentaron promover hace unos días que se llenaran de banderas españolas las calles. Fracasaron en todas las ciudades. De Madrid a Sevilla, pasando por Valencia o Santander. No es tiempo de banderas.
La realidad es que los símbolos culturales no construyen una identidad compartida en Euskadi. Ni el idioma, ni la bandera, ni tan siquiera un día común de conmemoración proporcionan los ingredientes necesarios para generar una transversalidad que tan solo se consigue a través de la identidad social. Como la respuesta al coronavirus que ha unido a todos los vascos en apoyo a su sistema público de salud. Como ocurrió recientemente con el apoyo mayoritario a las movilizaciones de mujeres o de pensionistas.
Cuando a los ciudadanos vascos se les pregunta por la importancia que tienen en su vida los símbolos culturales, la ikurriña aparece puntuada dentro de las cosas que se pueden considerar poco relevantes. En cambio, la valoración de la importancia de la justicia social aparece puntuada como una de las más importantes, casi tan fundamental como la familia. Creo que esta crisis puede hacer aumentar el nacionalismo vasco. Pero el nacionalismo vasco entendido desde la identidad social y la protección de los que más necesitan de la ayuda del Estado para sacar adelante sus vidas. Ni se va a hablar más euskera, ni se van a ver más ikurriñas por las calles, ni se van a convertir en multitudinarias las celebraciones de la patria vasca. Los partidos nacionalistas vascos saben que su fortaleza nace de la identidad social y no de la cultural.
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