'Scaloneta' voladora

Pues imagínense Argentina tras ganar el Mundial. Comparados con el país hermano, en términos de chifladura futbolística somos aficionados. Pocas cosas más tristes que ver a un español hacerse el barra brava ahuecando la voz y agitando los brazos así, con las manos como flojas. Da mucha cosa. Como cuando Iglesias y Errejón hablan con América y fingen que se le escapa el voseo. Hay cosas que es mejor no intentar. Y Argentina es inimitable. Ayer, nada más salir la 'Scaloneta' de las instalaciones de la Federación para la 'rúa', Messi, De Paul, Paredes, Otamendi y Di María esquivaron desde lo alto del autobús, y por los pelos, un cable metálico. Así se empieza una celebración: no decapitando de milagro a medio equipo campeón y al mejor futbolista de la historia.

Y aun así la celebración mejoró. Hubo pasión, polémica y miedo. Cinco millones de personas en la calle, bajo el sol y con las cervezas, y a nadie se le ocurrió la idea de vallar un recorrido. Así que, con el autobús de los jugadores adentrándose en Buenos Aires y con las calles colapsadas, no se sabía por dónde debía tirar la 'rúa' y si los jugadores llegarían al Obelisco o a la Casa Rosada. En lo alto del Obelisco, espontáneos con banderas. En la Casa Rosada se supone que estaba el presidente, pero el kirchnerismo auténtico, el de Cristina, no quería que Alberto Fernández se hiciese la foto con los campeones. Un caos organizativo y político. Con los jugadores medio secuestrados. Recuerden que la despedida de Maradona se hizo en la Casa Rosada y aquello acabó con un asalto. Al final, ayer los jugadores argentinos terminaron siendo evacuados en helicópteros. Las televisiones del país reaccionaron al fiasco con enorme agilidad y bautizaron: «Scaloneta aérea».

Después de que su pareja intentase exculparla inculpándose él mismo, Eva Kaili le reconoce al juez que veía el dinero por casa y le mandó a su padre que escondiera medio millón de euros. Qué escándalo. La corrupción, sí. Y la integración europea. Nunca va a darse si los países miembros vivimos de espaldas los unos a los otros. Díganme, ¿qué manera de declarar es esa? Como si los más virtuosos corruptos españoles no hubiesen establecido un canon al respecto. Si el juez te pregunta por los billetes, tú contestas que no recuerdas nada. ¿Qué es un billete? Y de ahí no sales: no lo sé, lo ignoro, lo he olvidado, no me consta… Con esa actitud suya, los del 'Qatargate' no van a alcanzar la excelencia. 'El Bigotes', por ejemplo, explicándole a los jueces del 'caso Gürtel' que tiene problemas con la vejiga porque le han operado de cáncer de próstata y soltando la frase inmortal: «He intentado traer el tumor, pero no he podido…».

La lexicografía tiene su ritmo. Por eso la Academia incluye ahora en el diccionario términos modernos que probablemente ya son antiguos. 'Copiota', 'rular', 'sesión golfa'. O 'habemus', en plan coloquial. Habemus sesión golfa. Suena a Óscar Ladoire en una película de Trueba. Pero el DLE recoge el uso del idioma, no lo establece. Por eso no hay que enfadarse cuando llegan las incorporaciones. La palabra más bonita de la nueva remesa es 'portuñol', que en portugués se dice igual, 'portunhol', demostrando así, automáticamente, que funciona.