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Congreso de los diputados, capilla ardiente para despedir y rendir honores a Alfredo Pérez Rubalcaba. Isabel permuy
Rubalcaba y el 'donguidismo'

Rubalcaba y el 'donguidismo'

Uno no piensa que fuera el demonio, pero tampoco el ángel ridículo que se nos ha vendido

Lunes, 20 de mayo 2019, 00:30

Admito que los funerales mediáticos que se han desplegado estos días en torno a Rubalcaba han superado todas mis expectativas. De cualquier político que enredó ... en vida sólo una milésima parte de lo que enredó él, suele decirse de forma repetitiva y generalizada que su trayectoria «tuvo sus claroscuros». Es hasta ahí hasta donde obliga la cortesía funeraria, la elegancia de sus críticos, el respeto a la muerte, la delicadeza con el difunto. En este país se ha dicho que tuvieron sus claroscuros Suárez, Calvo-Sotelo, Gutiérrez Mellado… O sea, verdaderos benditos de Dios. Y, sin embargo, se muere el hombre que dejó una sombría herencia, que aún estamos pagando en nuestro sistema educativo o en el tratamiento del problema terrorista, y suscita la más insólita canonización exprés y el más espectacular cierre de filas que vieron los siglos. Aquí ya no hay claroscuros. Aquí sólo hay «claros del bosque», como en el libro de María de Zambrano. Son contadas las voces que se han atrevido a poner una nota discordante en este blanqueamiento oficial y mediático que se ha producido en torno a un retrato en el que, cuando menos, cabía darle una mínima y caritativa oportunidad al gris.

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