De la foto de Yolanda Díaz haciéndose la pedicura me pregunto qué está leyendo, por qué está tan morena y cómo es posible que alguien se compre unos zapatos tan feos. Solo me aventuro con la segunda. Sería verano cuando alguien hizo la foto. ¿Y ... qué necesidad tenemos de verla? Además de lo anterior, ¿qué puede haber de reprochable ahí? Hemos pasado de 'Los rojos no usaban sombrero' a los rojos no se pueden hacer los pies. Es como lo del viejo comunista que le dijo a un periodista: «Ayer te vi entrar en El Corte Inglés».

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Aquí, defendiendo a la ministra del extraño prestigio de la mugre cerril. Otra cosa es que se estuviera haciendo la manicura francesa, ese horror. Y como escribió María Vela Zanetti, el proceso de dejar tus uñas y pellejos a otro «es humillante para cada una de las partes y debería hacerse en la intimidad o bajo fuerte amenaza de guardar el secreto». Pero no van de eso los que están en contra de que Díaz se haga los pies.

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