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Si recuerdo bien fue el gran Robert Fisk quien acreditó a Robert Mugabe como la mezcla ideal de héroe y villano, admirable y detestable, elevado y mundano, padre de la patria y pésimo administrador, todo a un tiempo. Su súbita aparición en la prensa de ... medio mundo se enmarca en lo que algunos medios describen como un golpe de Estado militar en su país, Zimbabue, que sus autores niegan: ellos -dicen- solo han intervenido para proteger al presidente de malos consejeros y conspiradores que le inducían a hacer cosas indebidas...
El cuadro descrito es conforme al marco político que el país ha ido construyendo gracias a una persona que parece ser el blanco del sobrio comunicado: la segunda esposa del presidente, Grace, una guapa sudafricana de 52 años que le ha dado tres hijos desde su boda en 1996. El presidente, hoy de 93 años, ya tenía por entonces 72 y su excelente prestación conyugal, muy celebrada, iba en paralelo a su impresionante prestación política e institucional: lleva 37 años al frente del Gobierno y es presidente de la República desde hace 30.
Tal vez este récord no se rompa si los uniformados imponen su tesis: neutralizar al grupo de ministros y empresarios que en nombre de intereses espurios quieren difuminar al jefe del Estado como parte de sus planes de controlar el Gobierno y ordenar a su gusto el proceso sucesorio del presidente. Esta declaración, hecha mientras los blindados tomaban posiciones en el centro de Harare, la capital, ha sido interpretada como una alusión a los pretendidos proyectos de la aún joven esposa del presidente, vista como un factor político-institucional clave en la vida nacional.
De hecho, la señora del jefe, hiperactiva, se había mezclado ya sin vacilación en la carrera sucesoria intrigando desde su privilegiada altura presidencial para obtener el favor de, al menos, una parte de las Fuerzas Armadas. Ya había conseguido su tendencia el cese (seguido de un autoexilio de película) del vicepresidente Emmerson Mnangagwa, quien pareció ungido por Mugabe como su probable sucesor y contaba con el asentimiento de las FFAA, cuyo jefe, el general Constantino Chiwenga, advirtió públicamente y ante todos los mandos militares de peso que debía cesar la purga de uniformados respetables y funcionarios patrióticos y veteranos... es decir, el campo de los hostiles al papel creciente de Grace, quien representa, entre otras cosas, el relevo generacional.
Este es el escenario político-familiar en que se ha gestado el movimiento militar que el general Chiwenga rehúsa describir como un golpe de Estado. Según él se ha librado al presidente de su círculo de ambiciosos y enemigos del Estado... empezando por el poderoso ministro de Hacienda, Ignatius Chombo, visto como el jefe de la facción respaldada por Grace en el seno del partido oficial, la Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico. Sí, la dinámica esposa del casi inmortal Mugabe parece haber perdido la partida.
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