El régimen de los ayatolás

La gran pregunta es si en esta ocasión el régimen de los ayatolás puede caer. En otros momentos Irán ha vivido protestas con durísima represión a sangre y fuego de las fuerzas de seguridad del líder supremo que en cada momento no dudó en atajar la crisis de la manera más contundente y ejemplar posible. Numerosos expertos responden no a la posible caída del régimen teocrático que en 43 años ha colocado a Irán en una situación de pobreza y precariedad notables en diversas regiones, en algunos casos sin agua corriente, cortes de electricidad, racionamiento de gasolina, alimentos y medicinas.

El régimen controla férreamente todos los resortes del poder, pero socialmente ha perdido el temor que había impuesto a miles de ciudadanos que ahora sí se atreven a pedir el final de unos ayatolás pendientes de expandir su revolución islámica chií radical en la región con apoyo a Hezbolá en Líbano, Hamás en Gaza, los hutíes en Yemen y jugar en Siria un papel inquietante. Además, impulsar grupos terroristas, amenazar con su gasto en armamento, sobre todo misiles, y el programa nuclear para lograr el arma atómica. La llamada revolución del velo iniciada por las mujeres en defensa de sus propios derechos se ha ampliado a muchos sectores de la población. Las etnias se manifiestan unidas contra el régimen y todos defienden el Kurdistán iraní de donde era natural Mahsa Amini. El propio líder supremo Alí Jamenei ha salido al paso públicamente para acusar a los enemigos exteriores de lo que llamó disturbios dispersos. La UE ha anunciado sanciones.

Cabe plantearse que, en estos momentos de grave crisis energética para Occidente, un cambio de régimen en Irán, una de las mayores reservas de petróleo y gas del mundo, sin sanciones en el mercado energético ayudaría a bajar los precios. Una opción magnífica para Europa. Y el vídeo con abuso sexual de un policía a una manifestante iraní es otra gota en un vaso rebosante.