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Esta semana hemos conocido que el Gobierno de Sánchez va a impulsar una reforma del Código Penal que contemple, además del consentimiento expreso en los delitos contra la libertad sexual, una nueva regulación de la rebelión y la sedición, tanto en la determinación del tipo, ... como en la revisión de las penas, al alza en el primero y reducción en el segundo. Dicha pretensión ha sido recibida con cierta satisfacción por todos aquellos sectores que defienden una salida acordada para el conflicto de Cataluña. Pero ha suscitado también el rechazo de la derecha política y mediática, que ve en esta iniciativa la rendición del Estado de Derecho ante el independentismo a cambio de que éste mantenga a Sánchez en la Presidencia.

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elcorreo Una reforma necesaria