Estas serán las primeras autonómicas sin ETA, sin embargo, este detalle ha sido totalmente eclipsado por la pandemia, de tal forma que esta porfía electoral será recordada como «la campaña de la Covid-19».

Publicidad

Inició sus primeros pasos, además de con gel y mascarillas, con ... un tono anodino y un tratamiento entre candidatos de guante blanco. Llegó Vox, lo trastocó todo y se inició el fuego cruzado. No duró mucho esa batalla, porque todos se dieron cuenta de que con sus declaraciones estaban alimentando al monstruo, algo que podría convertirse en pesadilla si esta fuerza lograra un escaño en tierra vasca, así que volvieron a lo más lógico: pedir el voto para que eso no ocurra. Un par de debates, declaraciones con un tono mitinero de baja intensidad, alusiones tibias a la corrupción del PNV, del PSE-EE, del PP, de Podemos y la consigna de que el único partido que «no ha metido la mano en la caja» es EH Bildu (preguntado al respecto, un empresario que fue extorsionado durante años, y pagó el llamado impuesto revolucionario, tan sólo ha podido ofrecerme un escueto: ¡manda huevos!). Pocas menciones al nuevo Estatuto o a la independencia y mucha contención. Iñigo Urkullu e Idoia Mendia han coincidido en que su propósito principal estará dirigido a sacar de la crisis al país. Esto ofrece una idea clara de que la entente PNV-PSE parece consolidarse, cuestión ésta que supone un jarro de agua fría para el deseo de Miren Gorrotxategi con respecto a formar una coalición con los socialistas y la formación de Maddalen Iriarte, esa misma que un día los mira con buenos ojos y otro les considera «sucursalistas» de Madrid. El candidato del PP, arropado por veteranos no muy entusiastas, aparece con un Luis Gordillo de Cs a quien pocos conocen. Quizás su descenso no sea tan pronunciado como las encuestas vaticinan, pero de serlo Casado y su fiel Cayetana (esa misma que se está encargando de demoler la tradicional imagen de cortesía de los conservadores) no podrán salir ilesos de las miradas que en la noche electoral les van a señalar directamente.

La campaña afronta su recta final, con los verdes de Equo 'apagadillos', Pacma invitándonos a ser veganos y un PNV echado al monte, pero esta vez para subir a una cima y tocar el txistu en ella. Yo, qué quieren que les diga, lo prefiero así. Decía el fallecido obispo de Vitoria Miguel Asurmendi que «en tiempo de melones no son buenos los sermones y en tiempo de sandías no lo son las homilías». ¡Pues en tiempo de pandemia ni les cuento!

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad