Querer catalanes
Furgón de cola ·
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Furgón de cola ·
Sánchez apuesta en el Liceu por el reencuentro y los independentistas se ausentanConservo en mi antología de momentazos del 'procés' una charla de 2016 en la que Gabriel Rufián se ufanó de que a los diplomáticos extranjeros les bastase con conocer a Raül Romeva para olvidar lo que les decía Margallo. Para explicarlo, Rufián hacía mímica. Primero ... miraba al cielo y ponía cara de «acordaos de Margallo». Y a continuación dibujaba en el aire la figura alta, esbelta, fuerte, de Romeva.
Ayer, al ver a Pedro Sánchez sobre el escenario del Liceu, iluminado como para atacar 'Ne me quitte pas' y leyendo con alma y 'teleprompters' un discurso sobre reconciliación y empezar de nuevo, recordé lo de Rufián y entendí que todavía el independentismo catalán se enfrenta a un reto complicado. «Es alto y atractivo como Romeva», me dije notando que llegaba donde no llegan los demás analistas. «¡Pero con pelo!». Además, a diferencia de Rajoy, Sánchez no piensa que lo último en comunicación política es el telégrafo. Y él sí entiende que no importan los hechos, sino el relato, lo que explica que cuente con una factoría famosa de ficción y propaganda.
Cierto que el discurso en el que el presidente presentó los indultos tuvo algo absurdo de armisticio que no firma uno de los bandos. Pero hubo también en él una manifiesta exhibición 'procesista': Sánchez le cedió al independentismo la falacia del enfrentamiento y a partir de ahí los enterró en milongas sentimentales y apelaciones virtuosas. Parlem, sit and talk… ¿Recuerdan aquella chatarra? Pues ha cambiado de dirección. Y es fascinante de un modo perverso. Iván Redondo los vídeos no te los hace con Viggo Mortensen, sino con la patronal bailando al son de la millonada de los fondos europeos.
A Pedro Sánchez hay que reconocerle el arrojo de depositar su destino sobre esa bomba inestable que es Esquerra. ¿Cómo podría salir bien? Ni idea. La negociación franca es imposible y nada bueno saldrá de la tentación de forjar una especie de espíritu constituyente para «un nuevo proyecto de país» sobre la alianza de fuerzas que casualmente te mantiene a ti en el poder. «Catalanes, os queremos», terminó ayer el presidente. «Lo verdaderamente importante es la vida», dijo antes. Se quedó a un paso de venirse arriba y proclamar que el sanchismo es amor, pero mejor, más apolíneo.
VACUNAS
Francia endurece los requisitos y deja de vacunar a los jóvenes españoles, en su mayoría guipuzcoanos, que pillaban por internet una cita en Hossegor o Biarritz y se presentaban allí sin llevar ni siquiera una camiseta marinera y una baguette bajo el brazo para disimular. A partir de ahora, no hay vacuna en Francia sin tarjeta sanitaria o de residencia. Cabe suponer que la demanda se disparó cuando este periódico informó de lo que estaba ocurriendo. Gotzone Sagardui reconoció ayer que el Gobierno vasco ni lo vio venir. Buscando el lado bueno de las sorpresas, la consejera se felicitó de que tengamos confianza en las vacunas como para exportar. Ahora que se complica la opción francesa, cabe esperar que los jóvenes vascos reaccionen con madurez y prueben a presentarse en el 'centre de vaccination' con dos cartones de tabaco y unas botellas de licor. Al fin y al cabo, las fronteras son como son: muy sensibles al intercambio.
INMIGRANTES
De las cuatro personas que el domingo se tiraron a la ría de Bilbao para salvar a un hombre que había caído al agua tras sufrir un desvanecimiento, uno es un policía con experiencia como buzo que estaba fuera de servicio. Los otros tres son inmigrantes senegaleses que reaccionaron al instante para «salvar al señor». Es lo que parece: la realidad mostrándole a Rocío Monasterio que los inmigrantes lo mismo se «saltan la cola» que saltan al agua para que no se ahogue un desconocido que tiene otro color de piel y sigue siendo un ser humano.
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