Puertas al campo
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El fondo anunciado por el Gobierno vasco para blindar el anclaje de empresas es una ayuda necesaria de la que no cabe esperar milagrosel correo
Miércoles, 12 de junio 2019, 00:38
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Editorial ·
El fondo anunciado por el Gobierno vasco para blindar el anclaje de empresas es una ayuda necesaria de la que no cabe esperar milagrosel correo
Miércoles, 12 de junio 2019, 00:38
Una de las carencias más acusadas de la economía vasca tiene que ver con su falta de músculo financiero para retener el control o, al menos, garantizar el arraigo de empresas estratégicas por su actividad o por su capacidad tractora en el entorno. Los bancos ... históricamente vinculados a Euskadi y las antiguas cajas de ahorro han asumido durante décadas esa función. Nadie ha ocupado el hueco que han dejado en ese terreno por los cambios en sus prioridades, los devastadores efectos de la crisis en el sector y la penalización a las participaciones industriales en la actual regulación bancaria, que disuade a las entidades que pudieran estar interesadas en ese tipo de operaciones. El Gobierno vasco se propone crear el próximo mes un fondo, junto a grupos privados, para entrar en el accionariado de compañías con el objetivo de impulsar su crecimiento, garantizar su vinculación con Euskadi -incluido el mantenimiento de los centros de decisión-, evitar una toma de control por parte de inversores del exterior y alejar así el riesgo de deslocalizaciones.
Se trata de una iniciativa valiosa que aspira a satisfacer las necesidades de capital de proyectos de éxito en un intento de blindar su anclaje. No cabe ignorar, sin embargo, las limitaciones que las normas sobre la libre competencia, las posibilidades financieras de la Administración y una economía globalizada imponen a una intervención de esa índole. Los entre 200 y 250 millones de euros de los que estará dotado el fondo, según los cálculos iniciales, constituyen un esfuerzo estimable. Pero esa cifra y las que pueden estar en condiciones de soportar la estabilidad de las cuentas públicas vascas parecen más propicias para lanzar un mensaje de inequívoco apoyo al tejido industrial que para frenar con eficacia eventuales operaciones hostiles sobre compañías con fuerte implantación en Euskadi. Ese dinero se agotaría con la compra de apenas un 15% de Euskaltel -el fondo británico Zegona tiene el 21%- o del 2,5% de Siemens Gamesa, dos de los grupos en los que la irrupción mayoritaria de inversores extranjeros ha encendido las alarmas. La toma de participaciones a través de la colaboración público-privada es una fórmula que merece la pena explorar y que puede ofrecer satisfactorios resultados en determinados casos. Pero de esa vía no cabe esperar efectos milagrosos sin la movilización de recursos muy superiores, que tampoco supondrían una garantía total en una economía de libre mercado y globalizada en la que es posible fortalecer la competitividad de las empresas, pero no poner puertas al campo.
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