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La Ley de Gobierno de Euskadi en su artículo 7.C atribuye al lehendakari la facultad de disolver el Parlamento, previa deliberación del Gobierno. Es una competencia aceptada por todas las formaciones políticas vascas. No es una singularidad vasca, sino algo propio de los regímenes ... democráticos. Sin embargo, ejercitada esta facultad, aquí y en todos los sitios, suele ser habitualmente objeto de crítica por las formaciones de la oposición que ven siempre un «interés partidista».
Urkullu contempla como probable la convocatoria de elecciones anticipadas dejando «la horquilla desde el 5 de abril hasta el 25 de octubre». Todo apunta a que los comicios podrían celebrarse el primer domingo de abril, aunque tampoco cabe descartar el último de ese mismo mes, lo que significaría acortar el trabajo parlamentario realmente sólo unos cuatro meses.
Aprobados los Presupuestos Generales, gracias al acuerdo con Podemos, se salvó uno de los mayores obstáculos que podía tener el Gobierno vasco desde el punto de vista de su continuidad, dado que la no aprobación podría haber sido causa suficiente para la convocatoria de elecciones. También es cierto que las previsiones a corto plazo de la situación económica a nivel mundial y europeo no son optimistas. Pero también ese dato era conocido y no ignorado.
¿Cuáles son los hechos nuevos que han podido llevar al lehendakari a contemplar como 'mejor para Euskadi' la convocatoria anticipada? A mi entender fundamentalmente dos. En primer lugar, como hecho principal, el anuncio oficial por el president Torra de elecciones, sin fecha, en Cataluña tras la aprobación de los Presupuestos a mediados de marzo. En segundo lugar, las repercusiones que pueda tener aquel hecho en la situación española y en concreto sobre la estabilidad del Gobierno Sánchez.
Hay quien piensa, no son pocos, especialmente en el nacionalismo, que habría que aprovechar esta circunstancia para acercar ambas convocatorias, si fuera posible hasta hacerlas coincidir, porque entienden que sería bueno para Euskadi, aunque lo que realmente piensan es que tal situación sería buena para sus formaciones. Creo que el lehendakari, adelantándose, pretende separar en el tiempo ambas convocatorias, a fin de que cada comunidad decida conforme a sus propias dinámicas internas, decida de forma más auténtica con las menores injerencias posibles de elementos externos.
Entiendo que es un motivo de peso a tener en cuenta desde el punto de vista del interés general de la sociedad vasca. Y ello a pesar de que considero que a la candidatura de Urkullu le resultaría muy rentable que el dilema central de la decisión electoral fuese 'vía vasca' versus 'procés'.
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