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El pleno municipal aprobó ayer inicialmente el nuevo Plan General de Ordenación Urbana. Y el alcalde Aburto lo celebró. «Es un momento interesante», dijo. Dio la sensación de que, según hablaba, aminoraba con prudencia el adjetivo, como si en un principio fuese a lanzar la ... frase hacia lo importante, lo decisivo o lo histórico. «Estamos poniendo los cimientos urbanísticos para la ciudad durante los próximos veinte años», prosiguió. Y se felicitó porque esa cimentación tuviese apoyo. El apoyo resultó ser el del equipo de gobierno y el del PP, pero se diría que Aburto añadía también algo del peso representativo de Bildu. La coalición se abstuvo en la votación, pero Aitziber Ibaibarriaga reconoció que había cosas en el nuevo plan que sí les gustaban. Por ejemplo, la limitación del crecimiento al marco urbano consolidado, que es uno de los puntos fuertes del proyecto, y prioriza la rehabilitación o la readaptación de lo existente y la protección del entorno natural.
Udalberri y Goazen votaron en contra del nuevo PGOU. Lo hicieron con una mezcla de maximalismo y confusión. Samir Lahdou identificó el nuevo plan con las aspiraciones de una «capital de provincias» y a continuación acusó al equipo de gobierno de apostar por un Bilbao «de rascacielos». Es la clase de secuencia argumentativa vanguardista que un político no debería acometer sin avisar. Por la salud del oyente. Es que, al escuchar lo de la capital de provincias, te imaginas una pequeña ciudad levítica, con su bruma, su boticario y su catedral. Pero de pronto llega lo de los rascacielos, y tienes que meterlos ahí, todos de golpe, y es como encajar por la fuerza Hong Kong dentro de Ávila. Cómo no va a haber derrames cerebrales después, con semejantes volantazos en el terreno de la abstracción.
El PGOU es un documento prolijo y complejo que ahora pasa a exposición pública y que aún seguirá tramitándose hasta comienzos del año próximo. Resumirlo en una idea es imposible, pero también es conveniente. En el pleno de ayer esa idea terminó de asentarse y puede formularse así: del mismo modo que Bilbao pasó de ser una ciudad industrial a una de servicios, ahora quiere pasar de ser una ciudad de servicios a una del conocimiento, la innovación y los servicios avanzados. Ayer la idea empezó a dejar de ser una teoría. Ya es el plan que tiene Bilbao para los próximos veinte años.
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