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Venga, cómetelo todo que hay niños en África que se mueren de hambre y tú aquí tirando comida», nos decían de niñas. Mientras imaginas a otra niña como tú en otra parte del planeta sin qué llevarse a la boca, tú come y que no ... se te cierre el estómago. Fuerte, ¿no? Diréis que eran otros tiempos… Ni soy tan mayor ni estamos libres en la actualidad de escuchar estos mensajes tan sutilmente racistas.
Hemos crecido rodeadas de anuncios protagonizados por menores negros desnutridos al borde de la muerte. Hemos normalizado que sean parte de la publicidad, cuando jamás se emitirían imágenes de menores blancos en semejantes circunstancias. Desde bien niñas hemos ido cultivando el imaginario de lo que es África. Hemos aprendido que es pobre e ignorado los porqués. No nos han contado que es rica y pobre porque, entre otras cosas, su riqueza se la están llevando empresas europeas por toda la cara.
Hemos crecido con la campaña del 'kilo', con los proyectos de cooperación en el «Tercer Mundo». Siempre gente blanca salvando a otras de la pobreza y la miseria. Siempre nuestro mundo el primero; y desde el elitismo y el privilegio nos vamos a ese, al tercero, a ver a quién salvamos armadas de valentía y reconocimiento social por la buena obra.
Más adelante una comienza a entender que, ese «Tercer Mundo» que nos habían descrito es una causa directa del «Primero» que coloniza, oprime, expolia, roba y quiere dominar. Entonces claro, la perversión de la frase con la que nos animaban a comer de niñas se torna más macabra. Porque ya no es sólo que aquella niña en otro lugar del planeta no tuviera qué comer, sino que no tiene porque aquí tenemos de más gracias a lo suyo.
La 'peli' que nos han contado es paradójica, ya que nos hablaba de pobres, débiles, víctimas desamparadas y, por otro lado, de una invasión de estas personas, al parecer, peligrosas. «Pobrecitas» cuando están allá y «el enemigo» cuando están acá.
Quiero reflexionar sobre nuestro desarrollo desde el privilegio blanco, desde la Europa fortaleza, desde la educación racista que olvidó muchas cosas en la asignatura de historia. Quiero lograr entender por qué las personas se polarizan, por qué unas sienten lástima por demás y otras sienten que nos invaden.
Nos han hablado de «conquistas» en el colegio cuando en realidad se referían a colonización. Omitieron que aquello eran robos, expolios, genocidios y expulsión de la gente de sus territorios. Se les olvidó contarnos que fuimos los malos de la 'peli' y que todavía lo somos. Que entramos y arrasamos creyéndonos en el derecho y ahora tenemos la poca vergüenza de, aun siguiendo con el expolio de lo que es suyo, decirles cuando migran que esta tierra es nuestra y que aquí no hay para todos.
¿Y cuál es el resultado de creernos esta 'peli' hasta las trancas? Pues, por un lado, una sociedad paternalista hacia la población migrante, una sociedad llena de salvadores y salvadoras blancas que van por el mundo sacándose fotos con menores racializados para gritar a los cuatro vientos lo buenas personas que son, ellas claro, por la labor solidaria. Para seguir perpetuando la idea de que en los países del Sur global «son muy felices con muy poco y siempre se ríen». Para legitimar nuestra forma de vida y que la gente aquí no se agobie ni medio pelo ni tenga el más mínimo sentimiento de culpa por robarles a puños llenos.
Por otro lado, también son resultado de creernos esta 'peli' los discursos del odio que hablan de «la invasión», de gente «sin valores» que viene a invadir nuestro país, gente «incívica». Gente que salta vallas y se echa al mar para entrar en España. Porque, claro, nadie se pregunta por qué esta gente no viene en avión, ¿no? Por aclararlo, esto se da porque este país permite que yo desde aquí pueda volar por 30 euros a Marruecos, pero impide que una persona marroquí, por ejemplo, pueda comprar el mismo billete y venir de forma segura.
Como decía, discursos que dicen que los migrantes vienen a robarnos nuestras cosas, nuestra tierra, nuestro trabajo. Discursos del odio que van diciendo en voz muy alta que no hay para todos y que los recursos son limitados. Discursos que son útiles también para legitimar las políticas, las leyes y seguir con todo como está. Porque si la persona que migra lo hace de manera ilegal, cometiendo un delito, y además pongo sobre ella una serie de atributos negativos, hace que socialmente esté legitimada la permanencia de la Ley de Extranjería, que les condena a los trabajos en B y en precario, legitima también que la sociedad apruebe la existencia de una valla en la frontera, cuanto más alta mejor. Legitima que el Gobierno gaste en Defensa y en todo el entramado de las fronteras la millonada que se gasta… En fin, creo que queda claro con estos ejemplos.
Si os han contado la misma película que a mí, aún estáis a tiempo de ponerla en pausa y empezar a cuestionarla. Es la que nos han contado, pero eso no significa que sea cierta.
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