Estoy de acuerdo: no es fácil gobernar en tiempos de pandemia. Pero que conste que tampoco es fácil ser gobernado. Lo digo porque cuesta seguirle el hilo al gobernante. Cada vez más. Dos días antes del puente de San José, el lehendakari advertía de la ... mala evolución de la pandemia y Jonan Fernández no descartaba nuevas restricciones de cara a la Semana Santa. Sucedió mientras el Gobierno vasco al que, si se fijan, ambos pertenecen presentaba la campaña 'Planes por Euskadi' de turismo interno y se felicitaba por tener los agroturismos reservados al 80% precisamente para la Semana Santa. Al día siguiente, el lehendakari les dijo a los periodistas que las restricciones en vigor serían suficientes «si todos actuamos con rigor».

Publicidad

El lunes, tras un puente que al parecer había sido riguroso, el Gobierno vasco descartaba endurecer las restricciones en Semana Santa y llegó a darse a entender que ni siquiera sería necesario convocar antes de las vacaciones el LABI político. Bueno, pues hoy tenemos LABI político. Uno estupendo, además. Según parece, en él no solo van a aprobarse más restricciones, sino también un nuevo estilo de restricción consistente en cerrar perimetralmente los municipios, y las provincias, cuando superen los 400 casos de incidencia. A partir de esa cifra, puede que se limite también el horario del interior de la hostelería a los desayunos y las comidas, impidiendo que se celebren bajo techo el resto de refacciones a las que es dado el vasco estándar, del hamaiketako a la afari-merienda, pasando por los pintxos de antes de comer o los pintxos de después de comer.

Que los datos vayan a evaluarse los martes y las restricciones vayan a entrar en vigor los miércoles traslada el suspense a la vida del ciudadano, muy especialmente al que el próximo jueves, Jueves Santo, tenga planeado irse a algún sitio. El lío puede ser monumental, pero llegados a este punto casi prefiero ver a un Gobierno que se mete en líos porque actúa que a uno que los evita porque solo habla. Bilbao y Vitoria están ahora mismo por encima de los trescientos de incidencia. Y subiendo. La emoción es máxima y puede que el martes por la noche todos los vascos salgamos huyendo de nuestros lugares de residencia, aunque solo sea por los nervios.

Cantó

Stanislavski

Me inquieta lo de Toni Cantó. El otro día se va de Ciudadanos al «perder la ilusión por la política» y ahora se «ilusiona» con el PP de Díaz Ayuso. Ayuso disimula. No se sabe si Cantó puede presentarse a las elecciones al no estar empadronado en Madrid o Valencia, sino en ambos sitios a la vez. Pero eso me da igual. Yo el problema lo tengo con los actores. ¿Cómo sabes que no te engaña alguien capaz de hipnotizarte recitando con esa voz que Willy Loman nunca ganó mucho dinero o que ay mísero de él, ay infelice? O sea, ¿ese Cantó camelante y pesebrero será Cantó? Porque yo recuerdo ver a Felisuco en el Congreso y sufrir al no saber si era Felisuco o si era Toni Cantó realizando una asombrosa interpretación de Felisuco. Creo que Ayuso lo ha notado. De ahí su silencio. Se lo estará explicando ahora a sus monos voladores en la Puerta del Sol: «Parece Cantó, pero puede ser Felisuco. Los dos son bestias de la interpretación. Comprobadlo».

Publicidad

Khashoggi

Cualquier país

Está la ONU investigándote por asesinar a un opositor y, para demostrar tu inocencia, les dices que como no «frenen» al investigador igual te «ocupas» de él. Lo ha hecho Arabia Saudí, ese país con el cuajo y el petróleo para amenazar con ejecutar extraoficialmente a una relatora de la ONU que investiga ejecuciones extraoficiales. Hace un mes, Kuwait, Bahréin y Emiratos salieron en apoyo del príncipe saudí que está detrás de la muerte del periodista Khashoggi. En Emiratos tenemos nosotros un rey emérito. Como en un país cualquiera.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad