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El Parlamento británico ha alzado su voz al 'no político' Boris Johnson. El Brexit ha ido desvariando hasta el punto de hacer posible que un primer ministro de Reino Unido pretenda callar a una Cámara legislativa quitando la voz a los representantes de los ciudadanos. ... Es muy grave que se intente dar un golpe así a la democracia representativa. Un Parlamento es la garantía parlamentaria. Es obvio, pero lo digo así porque me parece importante ligar dos conceptos que están enlazados siempre: Parlamento, garantía parlamentaria. Como también lo están la garantía constitucional y el poder constituyente de un pueblo, en este caso el británico. Y el europeo. Porque Reino Unido todavía pertenece a la Unión Europea aunque sus ciudadanos votasen irse en el referéndum de junio de 2016.
Esta votación desinformada mostró una vez más que un referéndum no se puede nunca convocar sin la vertebración de una comunicación veraz sobre las consecuencias en este caso de no ser Estado miembro de la UE. Envidar con una consulta de este tipo es un riesgo político, social, económico y sentimental de dimensiones extraordinarias. Los ciudadanos no sabían lo que venía. Y llegó Boris Johnson. El 'no político' que intenta arrasar con la coherencia y la base de la democracia: la vida de un Parlamento, sus pesos y contrapesos. El equilibrio político.
Un referéndum improvisado es un salto al vacío. El Brexit ha ido desencadenando hechos incluso insólitos para la democracia. La decisión política irresponsable de convocar una consulta de esta índole ha llevado a que un primer ministro intente cerrar su propio Parlamento. Es legal suspenderlo unos días, lo que no debería ser legal es intentar hacerlo durante meses con un fin propio y descontrolado. Controlado solo por Boris Johnson, con un mandato dirigido a irse de la Unión Europea de cualquier manera. Su objetivo y el de sus seguidores es marcharse el 31 de octubre con acuerdo o sin acuerdo. Incluso han pensando en la posibilidad de una moción de censura del propio Johnson contra sí mismo. Es tan grave lo que está sucediendo que no podemos reírnos siendo hasta cómico el nivel de estridencia.
Los populismos tienen distintos disfraces: nacionalismo, independentismo, extremismos que se tocan. Los podemos ver y escuchar en voces como las de Johnson, Trump o Maduro. Ante los populismos de cualquier tipo, que ponen en riesgo la democracia, hay que alzar a la política de integración. La palabra con la que identifico primero a la Unión Europea es integración. El proceso de integración europea. Por eso, las desintegraciones de Estados y las de territorios de Estados miembros, los independentismos, no pueden ser UE. La Unión Europea es la suma de Estados, no de sus fragmentos.
Esta semana el Parlamento de Westminster se ha plantado. Diputados con política en sus hombros de muchos años y con saber político de generaciones, como el nieto de Winston Churchill, Sir Nicholas Soames, han reafirmado su compromiso político más allá de su partido de siempre. Defienden la política en toda su extensión. Johnson, con una pataleta infantil, ya no les quiere dentro de su formación. La realidad es que el partido sigue siendo de los que por convicción política transversal están mirando al bien común. La buena noticia es que el laborista Corbyn sigue luchando contra el desvarío de Johnson, la líder liberaldemócrata, Jo Swinson, ha expresado la necesidad de unión más allá de los intereses partidistas, e incluso su propio hermano, Jo Johnson, se ha ido del Gobierno. El ala populista del Partido Conservador está socavando los principios democráticos. Cerrar un Parlamento para que no hable es ir en contra del principio esencial de la democracia, del poder representativo y constitucional. Aunque Reino Unido no tenga una Constitución escrita, sí que tiene un poder, un deber, una legislación constitucional.
El cierre de ese Parlamento británico sería un golpe a la democracia representativa europea. Parlamento significa Cámara legislativa. Representación, voz y voto de los ciudadanos. Democracia y Constitución. El Parlamento Europeo es la máxima representación supranacional. Por esto, creo que la Unión Europea sí que debería tener competencia cuando en un Estado miembro no se respeta la democracia supranacional europea.
El miércoles, la Cámara de los Comunes aprobó la Ley Benn en primera lectura obligando al Parlamento a pedir una prórroga para que no se produzca un Brexit sin acuerdo. Tampoco ha permitido un adelanto electoral. La soberanía parlamentaria está demostrando que no se puede ir en contra de la razón democrática.
El Brexit muestra que es tiempo de una política responsable multinivel. Todos los ciudadanos debemos estar vigilantes, hacer una 'auditoría' a los partidos y a sus políticos. También debemos ir a votar para que nadie decida nuestro futuro y el de nuestros hijos. Trenzar la política. Esta es la frase que pienso que da visibilidad a lo que ahora necesitamos. Podemos permitir que esté un poco suelta la trenza en algún lugar para que haya espacio para la acción política a veces improvisada, solo a veces. La política necesita ahora estar trenzada.
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