Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Entre 2016 y 2018 el Barcelona le pagó casi un millón y medio de euros a José María Enríquez Negreira, vicepresidente del Comité de Árbitros. La pregunta surge sola. ¿Cómo consiguen los árbitros que sus apellidos compongan siempre esas locuciones nominales que terminan funcionando como ... inmejorables locuciones arbitrales? Luego está lo de que un equipo comercie con el exárbitro que vicepreside a los árbitros. Un escándalo. Lo ha descubierto Hacienda y ha terminado en Fiscalía. Enríquez Negreira asegura que el Barça le pagaba por realizar informes verbales sobre cómo debían de comportarse los jugadores con cada colegiado. Aquí se ve lo tecnificado que está hoy el fútbol profesional. Sometidos a una vorágine de entrenos, partidos y tatuadores, los futbolistas no alcanzan a controlar todos los aspectos de su compleja profesión y necesitan asesoramientos millonarios para recordar que a Piolín Torquemada no se le protesta, que Del Suelo Pulido es muy casero y que Sobrino Tungsteno deja jugar fuerte, sobre todo en el primer tiempo.
Para llegar a costar medio millón de euros por temporada los informes verbales de Enríquez Negreira debían de ser fantásticos. «¿Cómo tienen que comportarse los jugadores con Muñoz Triceratops del comité castellano-manchego?», preguntaría por teléfono un empleado del club. Y Enríquez Negreira, tras pensarlo un poco, verbalizaría su informe: «Bien, diles que se comporten bien».
El Barça dejó de pagar en 2018, justo cuando Enríquez Negreira dejó de ser vicepresidente del Comité de Árbitros. Ocupó semejante puesto desde 1994 y parece que el Barcelona contaba con sus servicios desde los tiempos de Joan Gaspart. Si la cima de este escándalo tendría que ver con tejemanejes supremos que afectasen a resultados de partidos y competiciones, el mínimo aparentemente insalvable ya tiene que ver con el enésimo momio millonario en un mundo en el que la corrupción, más que un secreto, parece un festival. Que la pasión del forofo funciona como adormidera y perfecta distracción lo demostró ayer Joan Laporta. «No es casualidad que salga esta información ahora que el Barça va bien», presumió el presidente culé, poniéndole a los valores las luces largas de deslumbrar.
RTVE
El lío en el consejo de administración de RTVE es feroz y antológico. Apenas se entiende que la televisión pública no retransmita las reuniones de su órgano de gobierno y las analice después en especiales con contertulios y música en directo. El éxito estaría garantizado. Sobre todo ahora que la polarización respecto a la presidencia se abre a una tercera vía y aún termina al mando de RTVE Juanjo Baños, el miembro del consejo propuesto por el PNV. Sucedería mágicamente, por el cruce de vetos y porque uno de los consejeros del PSOE, Ramón Colom, ha salido indisciplinado. Siempre es un escándalo que no te obedezca la gente a la que colocas en los órganos independientes. A la espera de que Prado del Rey se gobierne al fin desde Sabin Etxea, debo tranquilizar al país: pese a los llantos iniciales, los niños se acostumbrarán al trío de payasos nuevos del Clan y aprenderán enseguida que sagarra, manzana, y que ikatza, carbón.
Escocia
Nicola Sturgeon deja la presidencia de Escocia. Porque es un ser humano. Porque es lo correcto. Es que dimite con el estilo de Jacinda Arden. Pero también ha tenido que ver que le parasen los jueces el segundo referéndum de independencia. Y que el Gobierno de Rishi Sunak le parase una Ley Trans que no gustaba ni en Escocia. En el centro de esa polémica, Isla Bryson, una mujer que antes de transicionar fue un hombre que violó a dos mujeres. Y pidió ir a una cárcel de mujeres. Es increíble. ¿Lo del preso trans? No, no, lo otro: que alguien dimita.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.