Tráfico de influencias, integración en organización criminal, malversación y cohecho. Son los cuatro delitos que el Supremo cree con «indicios bastantes» que el diputado Ábalos Meco puede haber cometido. Así que eleva al Congreso el suplicatorio para suspender la inmunidad del exministro. Tras las declaraciones ... en sede judicial de Aldama, Koldo y Ábalos por un lado, y de Begoña Gómez por otro, avanza lo que el líder de la oposición ha llamado «semana fantástica» del Gobierno. Ayer Feijóo no esquivó el 'tour de force' en el Congreso. «Doce meses, doce causas», propuso. La estrategia del PP parece consistir en apostar por el humor, lo que sin duda acercará al PSOE a la mayoría absoluta, al ser evidente en este caso que el mal menor es la corrupción.

Publicidad

El Parlamento va a votar a favor del suplicatorio, pero la política no va a dejar trabajar a la justicia. El país vive una especie de refundación delirante del proceso judicial en el que a Víctor de Aldama lo legitima el de Desokupa, Koldo da entrevistas defendiendo a Ábalos y exhibiendo una cabeza incompatible con la conspiración, de la valoración de la prueba se encarga sobre todo Óscar Puente en Twitter y de los cargos el alcalde de Madrid en plena calle. Mientras tanto, el Gobierno identifica a los jueces con franquistas que hacen cacerías humanas y las reflexiones deontológicas sobre el sistema judicial nos las endosa Baltasar Garzón, un juez expulsado de la carrera por prevaricar. El martes, eso sí, Félix Bolaños habló como poseído por un ministro de Justicia ordinario, normal, canónico y pronunció la siguiente frase: «Todos los ciudadanos de este país tienen obligación de colaborar con la justicia y si tienen pruebas de algún delito han de ponerlas en conocimiento del juez». Con José Luis Ábalos camino del Supremo es inevitable recordar lo ocurrido hace ya tres años a la luz de estas declaraciones tan rectas y fulgentes. Porque debieron de ser serias y estar contrastadas las razones para que un peso pesado como Ábalos saliese tan por las malas del Consejo de Ministros y de la Secretaría de Organización del PSOE, pero sin embargo en aquel instante no salió nadie de Moncloa o Ferraz con un destino inapelable y urgente: el juzgado.

Etxebarri

Parsimonia municipal

De los más de tres años que ha patrullado Etxebarri un policía falso, hay ocho meses especialmente graves. Son aquellos que transcurrieron entre que llegó desde Arkaute la confirmación de que allí no conocían al individuo y el Ayuntamiento procedió al despido del agente 'fake'. A favor del agente, hay que decir que su relación con la mentira sí parece absolutamente profesional. Estuvo afiliado a Erne y llegó a ser delegado sindical. Ojalá se mostrase interesado en la formación de los profesionales y en la lucha contra el intrusismo laboral. Insiste el alcalde de Etxebarri en que el Ayuntamiento no tiene que comprobar la veracidad de la titulación que aportan quienes se presentan a una bolsa de trabajo. Imagino que es una noticia que interesará mucho a los aspirantes, a los que desde aquí recordamos que Harvard se escribe con hache inicial, no con jota. La posibilidad de que el Ayuntamiento tampoco tenga que reaccionar cuando le avisan de que tienen ejerciendo la autoridad en el pueblo a un agente armado que no ha pasado por Arkaute parece más complicada, pero todo es posible cuando parece tomarse con extraordinaria tranquilidad lo que, se mire por donde se mire, no tiene el menor sentido.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad