Relevo en el Puerto

País Vasco ·
Una de las cosas que se necesitan para un despliegue policial son policías

Pablo Martínez Zarracina

Miércoles, 23 de octubre 2024, 00:02

El acuerdo para que la Ertzaintza asuma como Policía integral más competencias de seguridad en los aeropuertos y puertos del País Vasco se anunció a finales de julio. Entonces se interpretó como uno de esos avances estatutarios que consiguen al tiempo llevar cuarenta años de ... retraso y ejecutarse con extraordinario sentido de la oportunidad. El ministro Marlaska y el consejero Zupiria celebraron el ambiente de colaboración, que fue al parecer buenísimo, y hablaron de unos cambios de aplicación inmediata, pero se dieron un tiempo para la coordinación. El experto en seguridad en infraestructuras críticas que todos llevamos dentro, justo a la derecha del niño y un poco más allá del entrenador de fútbol que todos llevamos también dentro, entendió entonces que cambiar protocolos, responsabilidades y asignaciones no sería algo que pudiese hacerse de un día para otro. Muy al contrario, habría que tenerlo todo muy calculado. Y habría que tener prudencia. Y precisión. Y eficiencia. De hecho, para desplegar a tu Policía por los puertos y aeropuertos del país, habría que tener incluso policías.

Ahora que llega la hora de asumir las nuevas competencias, parecen aflorar en la Ertzaintza las dudas internas. Por el lado de contar con los efectivos necesarios en los puertos, donde además de zonas restringidas hay que controlar la lámina de agua, labor para la que no sirven ertzainas normalitos: se requieren ertzainas de prestaciones anfibias. Pero la sección acuática de la Ertzaintza no está pletórica de personal, o sea, que está como la terrestre, y la seguridad va a ser en gran parte cosa suya. El control de fronteras, la persecución del contrabando y el fraude fiscal o los asuntos de extranjería seguirán en cambio siendo competencias exclusivas del Estado. Que la Ertzaintza todavía pueda no tener muy claro dónde va a amarrar sus embarcaciones en el Puerto de Bilbao hace pensar en que el periodo de coordinación puede que tampoco haya sido el acabose de la coordinación. Lo siguiente es recordar que a veces las transferencias no parecen tener tanto que ver con la gestión como con la exhibición de la bilateralidad y la visibilidad de la bandera correcta en los lugares y documentos oportunos.

España

Feijóo con patatas

Para terminar de arrinconarse entre Ayuso y la pared, Alberto Núñez Feijóo huyó ayer de la prensa asegurando que lo de la presidenta no viéndose con el presidente no merece más explicación porque «la gente lo ha entendido». No sé la gente, pero yo entendí hace tiempo que Pedro Sánchez y Ayuso, dos magos de la polarización, se necesitan y se explican, se salvan y se nutren. Ambos lo rompen todo a su alrededor. La diferencia es que Sánchez no acomete tanto por instinto como por estrategia. Y Ayuso es para el Gobierno el mejor modo de castigar al líder de la oposición. Eso explica que, tras la embestida de la lideresa, Patxi López celebrase ayer que Ayuso a Feijóo «se lo come con patatas». La política española es un juego delirante. Una vez que aceptas que el país está en manos de irresponsables, tiene hasta gracia. Ayer se refirió a lo de Ayuso como «absentismo laboral» la portavoz de un Gobierno en el que hemos visto a ministros de cuota con agendas que competían en desertificación con el Kalahari. Miguel Tellado, en cambio, denunció que en las críticas de Sánchez a Ayuso hay mucho de machismo. «Hermana, no estás sola», le faltó añadir, haciendo un triángulo con las manos sobre la cabeza.