El Parlamento europeo acordó ayer investigar los intentos de desestabilización rusa en general y la injerencia del Kremlin en el 'procés' en particular. «Frecuentes y estrechos contactos entre políticos secesionistas catalanes y Moscú», se lee en la resolución de la Eurocámara, que contó con el ... voto de los grandes grupos y también con el de los eurodiputados del PSOE. Digamos que estos eurodiputados votaron en Estrasburgo a favor de investigar las cosas de Puigdemont mientras en Madrid tratan por todos los medios, pero por todos, de amnistiar a Puigdemont. Ayer habrían asombrado a Europa de haber defendido con los argumentos de Madrid su postura en Estrasburgo: «Los socialistas tomamos decisiones valientes para el reencuentro total y si se demuestra que Puigdemont tuvo que ver con Putin nuestras decisiones serán ya heroicas mientras que la responsabilidad del PP sobre nuestros actos será del todo imperdonable».
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Uno de los grandes momentos del 'procés' fue cuando Julian Assange rompió a tuitear en catalán. El 1 de octubre de 2017 lo hizo en concreto más de cien veces. Casualidades. Luego supimos que el 'Estado Mayor' del independentismo visitaba a Assange en Londres y a gente de Putin en Rusia. «Situación complicada en Moscú», le informaban los estrategas Boye y Alay a Puigdemont. En otra ocasión memorable, a Rufián se le calentó la boca en el Congreso y acusó a los de Junts de ir por Europa «reuniéndose con la gente equivocada porque así durante un rato se creen James Bond». Poco después, Pedro Sánchez acusó a Míriam Nogueras de jugar con fuego y coquetear con Putin. Era la época en la que el presidente nombraba a Putin como al Maligno y hacía del sintagma «la guerra de Putin» causa y eximente de todos los males, desde el precio de la energía a la dicción en las series españolas. Pero tras el énfasis nunca hay nada sólido y todo argumento es efímero e instrumental. Dos años después, Junts es un socio necesario y Puigdemont un expresident a redimir. Al menos mientras no mira esa gente de Bruselas. Cuando miran, mejor disimular.
Argentina
En lo que puede considerarse la asombrosa sincronía de un Gobierno desquiciado, una diputada del partido de Milei ha presentado un proyecto para derogar la ley del aborto mientras el presidente estaba en Israel publicando fragmentos en hebreo del libro del 'Éxodo' en los que parece identificarse con Moisés al bajar del Sinaí y encontrarse al pueblo de Israel bailando en torno al becerro de oro. Es el momento en que Moisés rompe las Tablas de la Ley. Su propia ley ómnibus. Solo a un teórico arrogante como Milei pudo ocurrírsele la idea de someter la aprobación de una ley con 664 artículos a un Parlamento que no controla y parece despreciar. El resultado fue catastrófico. Pero le dio contexto a la foto del Muro de las Lamentaciones. Mientras tanto, una extrañísima diputada al tiempo ultra y esteticista reunía apoyos por WhatsApp, en conversaciones llenas de 'emojis', para derogar la ley del aborto en términos que agradarían al Dios del Sinaí. Intentando evitarle otro enorme problema a un Gobierno que exhibe su falta de profesionalidad, el pobre portavoz de la Casa Rosada intentaba explicar ayer que lo del aborto no está en la agenda del presidente ni en la del Ejecutivo. Demasiado tarde.
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