Pienso para Hércules: los culturistas se inflan a comida para perros

Debo decir que siempre pensé que serían los 'foodies' quienes primero le hincasen el diente al pienso para perros. Pero no buscando proteínas, sino buscando nuevos sabores y texturas que incorporar a sus cada vez más complejas recetas. Que tras visitar Diverxo algún 'foodie' comenzase probando la comida de su perro para terminar comiéndose a su perro en alguna preparación orientalizante, era una de las cosas que tenía yo previstas ver este año, o el próximo como muy tarde. La sorpresa está por tanto en que hayan sido los culturistas los primeros en ingerir pienso perruno y en publicitarlo por las redes. La difusión tiene importancia porque la tecnología une a las comunidades y multiplica la influencia de gente que a veces es pedagógica y prudente y a veces está como unas maracas y hace cualquier cosa por causar impacto y atraer atención, que es lo mismo que hacer negocio. Parece que meterse en el cuerpo comida para perro es ya una conducta viral en TikTok, sector musculación. Los fabricantes de pienso dicen que en principio el producto no es dañino para el ser humano, pero no recomiendan su consumo. «¿Vosotros habéis visto lo que se meten en la boca vuestros perros?», podrían haber añadido. Esto nos lleva a ver el lado realmente dramático del asunto, que no es tanto el del musculoso que se castiga con una dieta hiperproteica como el del perro que ve cómo su dueño va al armario donde está la comida, sirve una ración inmejorable y se la come él mismo antes de ponerse a hacer pesas. Es difícil saber qué pensará exactamente el animal, pero es fácil conocer su nueva condición: exmejor amigo del hombre.

No va con Ciudadanos un funeral racial y plañidero, sino uno europeo, medio protestante, con la gente subiendo a contar anécdotas del difunto sin quitarse los 'airpods' de las orejas. Si tuviese que decir yo algo, recordaría el modo fascinante en el que parecían nacerle los líderes al partido naranja. De casualidad. Albert Rivera fue a un acto con los intelectuales fundadores en 2005 y preguntó si podía echar una mano. Cinco años después, Inés Arrimadas fue con una amiga a un mitin de Rivera y terminó siendo la candidata más votada en Cataluña y la política mejor valorada de España. Ayer Arrimadas dejó la política confirmando la extinción de un partido que pasará en cuatro años de tener cincuenta y siete escaños a no tener ninguno. ¿Qué pudo salir tan mal? Por ayudar a los analistas, señalaré que el día del mitin genesiaco de Arrimadas junto a Rivera estaba 'El Yoyas'. Aún no era prófugo. Solo lo parecía.

Una sensación de alivio recorrió el país cuando ayer el Hospital Donostia informó de que la antropóloga ingresada con síntomas de ébola parecía tener en realidad alguna clase de enfermedad tropical. Sucedió porque ahora nos aterrorizan los virus que hace unos años nos servían para bromear. También porque la sola mención del ébola nos recuerda lo que pasó hace nueve años con los misioneros repatriados, la enfermera que los atendió y el perro 'Excalibur'. Fue un ensayo funesto. Sirvió para no estar listos cuando la epidemia llegó de verdad.