Paz en inglés

Suena como si en medio del caos fuesen a abrirse paso el derecho humanitario y los hospitales de campaña, pero significa que Israel expande sus operaciones militares en la Franja para anexionarse más territorio. Eso implicará el desplazamiento de población civil, lo que Israel denomina «evacuación a gran escala». Podrían llamarlo «mudanza militarizada en beneficio del desarrollo turístico» porque Netanyahu abraza con entusiasmo la repentina idea visionaria de Trump: transformar Gaza en un destino mediterráneo con encanto y sin palestinos. Incluso hemos visto los folletos publicitarios generados con IA y sin escrúpulos.

Si la Casa Blanca siempre apoyó sin fisuras a Israel, Trump 2.0 ofrece ahora un extra de delirio. Netanyahu es otro de esos líderes internacionales que se levantan cada mañana acordándose de Washington y preguntándose cómo puede tener tanta suerte. También es uno que maneja siempre un doble lenguaje: la paz en inglés y la guerra en hebreo. De ese modo, incluso la referencias bíblicas suenan medio líricas de cara al público internacional y se transforman en promesas de fuego levítico para el consumo interno y extremista. Esa hipocresía la sufren como nadie los familiares de los rehenes de Hamás. Sienten que sus seres queridos fueron secuestrados por los terroristas en el pogromo del 7 de octubre para quedar atrapados después en los cálculos de su propio Gobierno. Con las bombas cayendo de nuevo sobre Gaza, se confirma que lo único que Netanyahu necesita rescatar desesperadamente entre las ruinas es su propio futuro político, que resulta indistinguible del personal cuando solo el poder y la guerra te permiten seguir esquivando la acción de los jueces y el descontento de tus propios ciudadanos.

Reconozco que algún extrarradio de mi cerebro retuvo la información de un modo impreciso: la princesa Leonor había sido «cazada» por un fotógrafo durante una escala del 'Juan Sebastián Elcano' en Montevideo. Como es lógico al tratarse de jóvenes guardiamarinas, imaginé que las fotografías darían cuenta de alguna pelea tumultuaria a altas horas de la madrugada en el antro de peor reputación del puerto. 'La Sirena Tuerta', quizá. 'El Cormorán Charrúa'. La hipótesis por supuesto me parecía bien.

La gente del mar es por fuerza aventurera, los calabozos en países extraños refuerzan la camaradería -sobre todo, a la hora de la fuga- y, si es verdad que Europa debe aprender a defenderse sola, digo yo que vendrá bien que los muchachos vayan mostrando un poco de ferocidad en el Atlántico Sur. La sorpresa ha sido enorme al descubrir que las fotos cinegéticas no tienen que ver con la marinería suelta y sedienta de ron y tatuajes sino con un bikini. Y con la Princesa, claro, que se fue con sus compañeros a la playa como cualquier joven de su edad. Lleva razón Yolanda Díaz al señalar que esas fotos solo se las sacan a las mujeres conocidas. La razón es evidente. No lo es tanto, si lo piensan, la razón para seguirlas publicando.