Urgente Retenciones en el Txorierri por la avería de un camión

La política española es ineficaz y trepidante. La mañana de ayer incluso recordó a la serie aquella de Kiefer Sutherland, '24', en la que la pantalla se dividía para reproducir escenas que transcurrían en distintos lugares de un modo simultáneo. Lo que a nosotros se ... nos partió ayer en dos por motivos electorales fue el espacio público. En una mitad se vio cómo el partido mayoritario de la coalición de Gobierno se autorreformaba en el Congreso una ley con la ayuda del principal partido de la oposición y la oposición del partido minoritario del Gobierno. En la otra mitad, apareció el presidente Sánchez. No estaba en el Congreso, sino en Doñana. Es que tuvo que ausentarse de Madrid para salvar el parque nacional y entregárselo a las generaciones futuras. Es tan intensa su repentina pasión ecologista que ayer fue raro que no apareciese en Doñana con una cría de lince entre los brazos.

Publicidad

Mientras tanto, en el Congreso se reformaba la ley de libertad sexual que ha beneficiado casi a un millar de agresores sexuales. El debate fue descarnado, el Partido Popular terminó aplaudiendo transformado en una grada de animación funesta e Irene Montero volvió a detallar la ignominia que iba a cometer el Gobierno que ella no va a abandonar. Vestía la ministra de violeta, como Ione Belarra. Nadie duda de que lo hiciesen por motivos feministas. No parece haber opción de que lo hiciesen por el lila y oro que vistió Antoñete en el 85, cuando abrió por última vez la puerta grande de Las Ventas.

En un país eficiente, la ley del 'solo sí es sí' nunca se habría aprobado, los asuntos importantes merecerían rigor y acuerdos y los problemas de Doñana no se tratarían chocando con Bruselas, anteponiendo el poder local al medio ambiente o haciendo como que durante cuarenta años de gobierno socialista en Andalucía no hubo regadío ilegal. Cada vez más perdido en la batalla, el líder de la oposición se fue también a Huelva por si se le abría a él también una ventana de esas en el espacio público. Para conseguirlo, optó por lo infalible: reducir cualquier idea a una frase idiota. «¡Doñana no se manosea!», le lanzó Feijóo a Pedro Sánchez. La altura del debate se advierte al recordar que hace una semana fue Pedro Sánchez el que se lo avisó a Feijóo: «¡Doñana no se toca!».

Starship

Gran ovación

Despegó el 'Starship', el cohete más grande del mundo, y la gente aplaudió y aulló en la sede de Space X, la empresa de Elon Musk. Un par de minutos después, el cohete hacía cosas raras y parecía reproducir la trayectoria de un globo que pierde aire, pero tú te recordabas que no sabes nada de aeronáutica y que quizás a Elon Musk, que es un tipo original, no le guste por alguna razón que sus cohetes vayan sin más hacia arriba. Que en la sede de Space X siguiesen aplaudiendo y lanzando grititos mientras su nave hacía eses invitaba a pensar que quizá la cosa marchase bien. Cuando a los cuatro minutos de vuelo, el 'Starship' no pudo más y explotó, en la sede de Space X enloquecieron y los aplausos fueron ya ovaciones mientras que los gritos fueron un clamor. A la espera del diagnóstico técnico sobre lo ocurrido, yo aventuro un diagnóstico humano: es probable que la gente del sector aeroespacial esté tomando demasiado café.

Publicidad

CIS

Súmamelo

El partido de Yolanda Díaz se ha aparecido en el último Barómetro del CIS como se apareció la Virgen a los pastorcillos en Fátima. La luz es muy brillante y huele a santidad. Según la ciencia sociológica, Sumar es ya la tercera fuerza política del país. El CIS hizo las encuestas más o menos cuando Yolanda Díaz presentó en Magariños un proyecto que es todavía gaseoso, misterioso e inaprensible como el humo. Pues bastó con eso. Ya están por delante de Podemos. Señalemos que el milagro del CIS es oficial. Corre a cargo del presupuesto público.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad